El cine del vino de Bernardo Sánchez

A Bernardo Sánchez da gusto oirlo. He ido varias veces a oir sus charlas sobre algunos ciclos que ha ido organizando en el centro de Ibercaja. Uno en particular, La literatura y el cine me pareció muy bueno. Bernardo sabe cantidad y sabe transmitir sus conocimientos ante un público entregado, entre el que me incluyo. Hoy en el periódico La Rioja comentaban el lanzamiento de un libro suyo en el que hace un repaso a películas en las que el Vino cuenta un papel crucial.
Siendo de aquí, de una tierra conocida mundialmente por sus caldos, un libro así era obligado.
Como comentario apuntar que Miguel Angel Muro, filólogo, profesor de literatura de la universidad de La Rioja que colabora también en el periódico La Rioja, con sus críticas literarias, publicó hace poco ‘El cáliz de letras: historia del vino en la literatura’ (que ha obtenido los Gourmand world cookbook awards 2006, en las categorías Mejor libro sobre el vino y Mejor libro sobre literatura en el vino en castellano en la fase internacional celebrada en China). Por tanto el mundo del vino, de gran raigambre en esta tierra, ya tiene su plasmación artística tanto en el cine como en la literatura. El libro al igual que el de Bernardo Sánchez ha sido editado por la Fundación Dinastía Vivanco.

Después de esta pequeña introducción la noticia publicada dice así:

El autor riojano presentó el libro El cine del vino , editado por la Fundación Dinastía Vivanco dentro de su colección particular.
El cine del vino es una obra en la que el autor ha pretendido «beber el cine y ver el vino». El trabajo «apasionante» ha sido perseguir más de 100 películas para ver el vino que aparece en las mismas y analizar todo aquello que asocia a ambos; desde la tierra, a la bodega, desde la idea de creación hasta su simbología mística y su estética.

Editor, autor y amigos eligieron La Reja Dorada de Logroño para la presentación por ser un lugar de culto. A pie de una vieja prensa de vino, Santiago Vivanco, gerente de la Fundación Dinastía Vivanco y padre de la idea nacida en un coloquio, dijo que el libro «era hijo de un amigo». Para él es, también, «un libro diferente que ha realizado un rastreo detallado del vino en el cine y que terminará siendo un referente».

En la bodega cinematográfica de Bernardo Sánchez aparece como prologuista el actor Juan Echanove, un reconocido ‘enochalado’. Y en los contenidos analizados predomina como hilo conductor la simbología del vino asociada a la sangre, algo que une o desune familias y/o territorios desde tiempos inmemoriales.

Las reminiscencias bíblicas aparecen como una constante en las películas analizadas aunque se observan notables diferencias entre el carácter épico del viñedo y del cine del Nuevo Mundo y el concepto de la tierra de la vieja Europa.

A través del libro de Bernardo Sánchez puede verse que el vino no ha quedado al margen de la industria cinematográfica. En el cine europeo y americano aparecen todas las labores que lo recuerdan, todos los escenarios imaginables que lo rodean y nos enmarcan la vida y el sempiterno apego a la tierra, a los valores de lo tangible y las tradiciones de lo intangible.

Campos y calados, vinos y tierra presentan numerosos paralelismos con la trayectoria cinematográfica presente en tantas películas como Esta tierra es mía, Tierra Providence, Padre Nuestro, Noche de vino tinto, la más reciente Entre copas, Mondovino, la ‘riojana’ Oro Fino, La Bodega, aquel serial de maldades llamado Falcon Crest, La mala uva y hasta Un paseo por las nubes

Decía Bernardo Sánchez, un autor que no necesita muchas presentaciones en La Rioja, que con su libro había «aprendido a mirar el vino» y ver que una simple cata de trasiega, a la luz de una vela, es una imagen perfecta, sin fracturas, como el propio celuloide».

La bodega cinematográfica que ha recopilado Bernardo Sánchez también le ha servido para repasar viejas y nuevas películas, «para probar otros vinos», para conocer otros conceptos y para entender que vino y cine encajan en perfecto maridaje entre las grandes obras del hombre.

Ninguna civilización ha podido sustraerse al vino a lo largo de toda la historia de la humanidad. No iba a ser el cine, el arte que mejor refleja todo nuestro propio ciclo vital, quien se olvidara del vino. Bernardo Sánchez ha dejado su aportación con ambos.

Vía | Periódico La Rioja

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