Dirección: Menno Meyjes.
Reparto: John Cusack (David Gordon), Amanda Peet (Harlee), Sophie Okonedo (Sophie), Oliver Platt (Jeff), Joan Cusack (Liz), Bobby Coleman (Dennis), Richard Schiff (Lefkowitz).
Guión: Seth E. Bass y Jonathan Tolins; basado en la novela «El niño marciano» de David Gerrold.
Producción: David Kirschner, Corey Sienega y Ed Elbert.
Música: Aaron Zigman.
Fotografía: Robert Yeoman.
Montaje: Bruce Green.
Diseño de producción: Hugo Luczyc-Wyhowski.
Vestuario: Michael Dennison.
USA 2007
Esta es una historia peculiar que nos cuenta la historia de un escritor de fama que tras quedarse viudo sigue adelante con la intención que tenía su difunta esposa de adoptar un niño. Sin problemas económicos, la dificultad de su condición de viudo es ya de por sí un handicap importante, pero lo peor de todo será tratar con el extraño niño que pretende convertir en su hijo.
Este niño en el orfanato vive dentro de una caja, por su miedo al sol. Dice venir del planeta Marte y además del sol hay otros elementos que le impiden llevar una vida normal en la tierra, como la gravedad más ligera de nuestro planeta, que le obliga a llevar lastre o su incapacidad para comer otra cosa que no sean cereales.
David tendrá que luchar contra todo y contra todos para conseguir adaptar al niño a una vida normal. Se ve muy identificado con él ya que por un lado la ciencia ficción es su forma de ganarse la vida y tiene tanta imaginación como el chico y además él también fue un niño raro de pequeño.
Una producción hecha seguramente con mucho entusiasmo, pero destinada a fracasar en taquilla, donde se ha pegado el gran batacazo, ya que su temática se queda a mitad de camino de todo: no llega a ser una comedia, aunque tiene sus puntos, ni un drama, a pesar de tener momentos lacrimosos, ni tiene nada de ciencia ficción, aunque el marciano del título pueda confundir a más de uno, ni llega a ser una película infantil, a pesar del joven protagonista.
Y precisamente esos toques melodramáticos puestos para enternecer al personal han sido los que más han movido a la crítica internacional a relegarla a una película de segunda. Eso unido a que, al menos en España, el movimiento publicitario que rodea a otras producciones americanas fue en este caso escaso, ha hecho de esta peli una total desconocida.
Ni los 2 solventes hermanos Cusack, ni la guapísima Amanda Peet, ni la “nominada al Oscar”, como dicen los americanos, Sophie Okonedo, ni el veterano Oliver Platt han conseguido levantar esta historia algo soseras que no aporta nada verdaderamente original. Que tampoco espere nadie que el niño protagonista, que responde al nombre de Bobby Coleman, llegue a ser una estrella. Su tosco personaje no le da mucho para lucirse, puede ser una estrella en ciernes, pero no lo demostrará con papeles de este tipo. De todos modos, el chaval sigue trabajando mucho, tiene varios trabajos en cartera (ninguno que llame especialmente la atención), así que habrá que seguirlo, por si acaso.
Los 2 hermanos Cusack han coincidido en muchas pelis, entre ellas la muy recomendable Alta Fidelidad, donde el personaje de ella tiene el mismo nombre, ¿casualidad?
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