Furia (Olivier Abbou)

En esta producción francesa de 2019, dirigida por Olivier Abbou, un matrimonio (él, Paul, negro, profesor de instituto, ella, Chloé, blanca, interpretada por Stéphane Caillard) con un hijo pequeño realiza un viaje en autocaravana y cuando regresa a su casa resulta que la niñera y su marido, a los cuales les habían dejado la casa durante un par de meses, en su ausencia han decidido apropiarse de la misma. Tras quedarse con un palmo de narices los propietarios se dan cuenta de que la ley asiste a los nuevos inquilinos, de tal manera que para echarlos, si no se recurre a la fuerza bruta de una manera expeditiva, se verán abocados a un entramado jurídico y legal, lo cual hace que el proceso para echar a los ocupas de su casa se dilate durante varios meses, generando tensión en la pareja cual, la cual no atraviesa tampoco su mejor momento, debido a las pretéritas infidelidades de ella, acudiendo a sesiones de terapia con el fin de poder resolver así su situación parejil.

Provisionalmente deciden alojarse con la autocaravana en un camping próximo a su domicilio, al frente del cual está Mickey, que en su día estudió y tuvo sus devaneos con Chloé, y que se cierne sobre Paul y su debilidad para acercarlo a su precipicio, a través de las drogas, el sexo, los rave, en los que desfasar y meterle en la cabeza la idea de que tiene que recuperar su casa como sea. Esta idea que como la venganza atiende a un instinto se ve que es fácil que se les acabe yendo de las manos, cuando la furia se desata. La película se adentra en su último trano en lo gore, con violencia a raudales y es la transformación que experimenta Paul la que sustancia y agota la práctica totalidad de una película que no tiene apenas más que ofrecer ni en el desarrollo de los personajes ni en la profundidad de una historia que brilla por su ausencia.

Algo interesante es la circunstancia que se da en Paul, profesor de historia en un instituto, cuando éste les explica a sus alumnos la figura de Locke, cuando se puso las bases del Estado moderno, de tal manera que el ciudadano no debía luchar por su supervivencia y se consagraron como inviolables una serie de derechos: la propiedad privada, la libertad, el derecho a la vida, de tal manera que era el Estado el que protegería al ciudadano. Paul toma conciencia de que cuando pasan a ocupar su casa ve cómo el Estado le ofrece escasa o nula ayuda. Surge ahí la tensión entre civilización o barbarie, es decir dejar su destino en manos de la justicia o tomársela por su mano. Algún alumno se mofa de él llamándolo oreo, esto es negro por fuera y blanco por dentro. Y Paul hace todo lo posible, aunque le cueste desoír los cantos de sirena de Mickey, para mantenerse dentro de ese terreno, de su ser noble.

Se dice al principio de la película que está basada en hechos reales, lo cual atendiendo a las escenas finales resulta muy difícil de creer.

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