Halloween: el origen crítica película

Halloween el origen cartel películaDirección: Rob Zombie.
País: USA. Año: 2007. Duración: 109 min.
Género: Terror.
Interpretación: Tyler Mane (Michael Myers adulto), Sheri Moon Zombie (Deborah Myers), Malcolm McDowell (Dr. Samuel Loomis), Brad Dourif (sheriff Brackett), Danny Trejo (Ismael Cruz), Daeg Faerch (Michael Myers niño), Scout Taylor-Compton (Laurie Strode), Danielle Harris (Annie Brackett), Kristina Klebe (Lynda), Hanna Hall (Judith Myers).
Guión: Rob Zombie; basado en el guión original de John Carpenter y Debra Hill.
Producción: Malek Akkad, Andy Gould y Rob Zombie.
Música: Tyler Bates. Fotografía: Phil Parmet.
Montaje: Glenn Garland.
Diseño de producción: Anthony Tremblay.
Vestuario: Mary McLeod

Junto a Viernes 13 y La Matanza de Texas, Halloween conforma la terna que luego ha generado casi todo el terror que hemos visto en las pantallas las últimas décadas. Últimamente se estila mucho hacer precuelas. La que se hizo de Hannibal y de La Matanza de Texas me gustaron, pero esta me ha parecido la mejor de las tres.

Myers sabemos que mata con la máscara puesta y en esta precuela, nos vamos a esos años en los que el psicópata era un niño.

Myers Vive con su padrastro, la madre, una hermana adolescente y un bebé. Los primeros quince minutos, vemos en que salsa se mueve el infante. El padrastro está lisiado y echa veneno por la boca, insultando a la mujer, diciéndola obscenidades, llamándola puta y mariposón al hijastro, loando el culito triscón de su hijastra. La madre trabaja como stripper, donde pone cachondos y babeantes a los hombres mostrando su bonito cuerpo casi desnudo (¿qué hace una mujer despampanante como ella junto a ese despojo humano, ese cafre hediondo y malhablado?). La hermana adolescente, mientras, aprovecha cuando está sola en casa para follar con su novio.

Myers se va iniciando en la orgía de la sangre matando roedores y fotografiándolos. En el colegio cada dos por tres llaman a su madre para darle el parte de guerra e informarle de las algaradas de su retoño. Un día Myers es increpado por dos alumnos que le enseñan un recorte de periódico donde aparece su medio en pelotas, al tiempo que hacen chistes sobre ella y sus senos. Poco después Myers matará a uno de ellos en un bosque. Eso es sólo el comienzo. El niño de 11 años cubre ya su rostro con una máscara. Luego se va para su casa, y como ya va calentito degolla al padre, destroza la cabeza del amante de su hermana y mata a esta a cuchillazos. Solo queda con vida su hermana pequeña a la que perdona la vida. ¿por qué?.
Daeg Faerch da vida Myers niño con solvencia, a lo que le acompaña ese rostro medio angelical medio demonio.

Así Myers será internado en un centro, donde mantendrá largas charlas con su psicólogo que se ocupará de su caso y escribirá un libro sobre Myers que se convertirá en un superventas. Recibe las visitas de su madre, hasta que esta al ver que su hijo es el mísmisimo demonio acaba volándose la tapa de los sesos.

Luego Myers se hace adulto, convertido en un hombre altísimo y fornido, que sigue fabricando máscaras en la celda, con las que cubrir su rostro. El día en que lo trasladan de cárcel se fugará. Dando pie a una nueva ristra de ejecuciones, siendo más brutal con la única persona que mostraba cierto aprecio por él. Va entonces en busca de su hermana. ¿cómo sabe que vive, y dónde vive, y quién es?. El psicólogo informado de la fuga supone cual es el plan de Myers y así se lo hace saber al sheriff local.

Rob Zombie
dirige esta precuela y lo hace con maestría. El comienzo sorprende por su brutalidad verbal, por el lienzo ocre de personas deshumanizadas y desnortadas, por la violencia explícita en manos de un niño capaz de matar sin el menor remordimiento. Queda explicada así pues la génesis del asesino, pero no hay justificación que valga, y Rob va vomitando imágenes, con la precisión de un reloj suizo donde todo funciona a la perfección.

El director dota a la película de un ritmo incesante, de un tensión bien dosificada, de elementos de suspense, y escenas bien ejecutadas, sobre todo en su tramo final, donde consigue angustiar, gracias a un Myers del que asusta tanto su frialdad como su físico demoledor. Cambian los peinados, las ropas, el atrezzo, en función de la década y a pesar de haber visto toneladas de películas de terror, hay algo en esta película que si bien no definiría como nuevo, si que ofrece nuevas variantes, escenas sorprendentes, un terror físico y psicológico creíble 100%, gracias a sus buenos protagonistas, en especial de la actriz Scout Taylor-Compton y unas situaciones que enganchan y conectan por su sencillez y verosimilitud, despojado de topicazos trillados. Hay incluso lugar para que Myers dude, se muestre dubitativo ante su hermana, pidiendo quizá una justicia divina que supondría su final.

No hay lugar para el exhibicionismo digital, ni para los borbotones de sangre, no hay recreación, ni relamimiento al cometer los crímenes, Myers los despacha fríamente, sin avisar, rompiéndoles el cuello, ensartándolos con su cuchillo, de manera tosca y breve, sin coreografías vistosas ni truquitos como en Saw.

Todos estos múltiples detalles funcionan por separado, y una vez juntos, generan una sinergia visual, que propician que lo que vemos enganche de comienzo a fin y dejen para el recuerdo una película de las que conviene volver a ver.

Nuestra puntuación

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