John Rambo

RamboDirección: Sylvester Stallone.
Reparto: Sylvester Stallone (John Rambo), Julie Benz (Sarah Miller), Paul Schulze (Dr. Michael Burnett), Matthew Marsden (School Boy), Graham McTavish (Lewis), Rey Gallegos (Diaz), Jake La Botz (Reese), Tim Kang (En-Joo), Maung Maung Khim (Tint), Ken Howard (Arthur Marsh).
Guión: Sylvester Stallone; sobre el personaje creado por David Morrell.
Producción: Avi Lerner, John Thompson y Kevin King Templeton.
Música: Brian Tyler.
Fotografía: Glen MacPherson.
Montaje: Sean Albertson.
Diseño de producción: Franco-Giacomo Carbone.
Vestuario: Lizz Wolf.
USA 2008

No le brindo tantas alabanzas ni una nota como la que le asigna McGuffin, porque entre otras cosas no soy una fervoroso fan dosoe Rambo. Acorralado, la primera parta de esta tetralogía me gustó mucho y han pasado las décadas y sigue siendo a mi entender una muy buena película de acción. Luego la segunda y tercera parte fueron productos fascistoides que no me gustaron nada, donde Rambo se dedicaba a matar vietnamitas o afganos.

En esta cuarta parte, Rambo, vive en la frontera con Birmania, apartado del mundanal ruido, pero no tanto, porque aunque vivan el culo del mundo, siempre hay alguien que los reclama, ya sean miembros del gobierno o gente de la calle y ellos claro está tras ciertas negativas finalmente acceden porque si no la película se acabaría a los cinco minutos.

En este caso es un grupo de religiosos que quieren llevar medicamentos a un poblado Birmano, y Rambo accede a remontar el río con ellos. Cuando llegan al poblado la cosa sale mal, porque aparecen los militares sanguinarios de tiro fácil y muere mucha gente civil, y los occidentales son hechos prisioneros.
Rambo se ve impelido a actuar, no porque atienda al dictado de un superior sino porque ha entendido que su vida consiste en pelear, en luchar, antes lo hizo por su gobierno, por su país y quedó desencantado (!no es mi guerra, decía una y otra vez!), y ahora a modo personal debe salvar vidas de la única manera posible, según él, haciendo uso de las armas. En esa lucha en la que se mete busca la catarsis, entre mares de sangre, donde renacer de sus intinstos asesinos y buscar la paz en casa.

Rambo El despiporre armamentístico es manifiesto, las imágenes se aceleran, vemos cuerpos mutilados y eviscerados, chorretones de sangre violeta por doquier que parece que nos salpicara las pupilas, con un formato que parece más propio de un videojuego, donde comulgar en esta eucaristía armamentística, donde el frenesí empuja a disparar, a acabar con todos ellos, los malos, hasta no dejar ni uno sobre la faz de la tierra. Ahí la película funciona como producto pirotécnico y resulta al menos espectacular y hace honor a la verdad, con los genocidios cometidos contra la población civil, la mutilación de los niños y las drogas dadas a los soldados para tenerlos aletargados.

Dado que apenas dura hora y media, la balacea me ha sabido a poco. Rambo no es un peliculón de acción (como lo era por ejemplo Apocalypto) pero entretiene a su manera. No es otra cosa que una orgía de sangre y violencia, pero es curioso que Stallone haya puesto sus ojos en un conflicto olvidado por los medios como el que tiene lugar en Birmania. Si bien lo que nos cuenta podía haber contado en cualquier parte del mundo, donde Rambo hubiera puesto sus músculos a trabajar. Finalmente decir que Stallone, a 61 años, con toneladas de anabolizantes y botox en su cuerpo y rostro, la dirige y protagoniza y suyo es también el guión. Ha costado 14 millones de dólares bien aprovechados, para hacer mucho ruido y obtener pocas nueces.

La actriz que da vida a Sarah es la guapísima Julie Benz (vista en series como CSI, Dexter o Ley y Orden)

Rambo | Otra crítica de la película en cuak.com.

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