Interpretación: Elijah Wood (Martin), John Hurt (Arthur Seldom), Leonor Watling (Lorna), Julie Cox (Beth), Anna Massey (Sra. Eagleton), Alex Cox (Kalman), Dominique Pinon (Frank), Jim Carter (inspector Petersen).
Guión: Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría; basado en la novela de Guillermo Martínez.
Producción: Gerardo Herrero, Mariela Besuievsky, Álvaro Augustin, Kevin Loader, Frank Ribiere y Verane Frediani.
Música: Roque Baños. Fotografía: Kiko de la Rica.
Montaje: Alejandro Lázaro.
Diseño de producción: Cristina Casali.Vestuario: Francisco Delgado
Tenía muchas ganas de ver esta película pero el resultado no me ha satisfecho para nada. No es porque Alex de la Iglesia haya rodado fuera de España, con actores extranjeros, sino que la película no parece suya, no tiene su impronta, su humor socarrón. Esto no sé si es premeditado y atiende a un cambio de estilo, pero la película adolece del aliento preciso. No me ha gustado nada la elección de los actores, empezando por Elijah Wood. No me creo que este hombre con cara de niño sea el seductor de la película y que las bellas mujeres de esta historia, Lorna y Beth beban los vientos por él y quieran llevárselo a la cama una y otra vez. Cuando Leonor Watling retoza con este pipiolo, llamado Martin, parece que se lo va a comer para luego escupirlo como a un hueso de aceituna.
Martin es un joven estudiante americano de matemáticas y se traslada a Oxford con idea de que Seldom le ayude en su tesis. Para ello Martin se aloja en la residencia de una señora ligada con Seldom la cual aparece muerta, al poco de llegar Martin, iniciándose con esta muerte una serie de asesinatos. Seldom es un erudito, un matemático que da clases magistrales a un auditorio entregado, que tras bajarle los humos a Martin en una de sus exposiciones hace que este último se quiera dar el piro y regresar a su casa, herido en su orgullo.
El destino quiere que Seldom y Martin trabajen juntos en la resolución de los asesinatos. La historia está planteada para que cualquiera puede ser el asesino ya sea Seldom, Martin, Lorna, Beth, Frank. El policía encargado del caso es Petersen, un hombre bonachón que no sabe de series numéricas, incapaz de evitar los asesinatos.
Hay que reconocer que Alex es capaz de ofrecer una notable puesta en escena un fotografía de Kiko de la Rica almibarada y barroca en interiores y luminosa en exteriores, que se muestran bellas localizaciones, que la música de Roque Baños es acertada, pero al final todo esto es como una muñeca hinchable que parece real, pero que no tiene vida alguna, porque le falta corazón.
A fin de dejar todos los cabos bien atados en las postrimerías se explican bien las cosas para que entendamos cómo y por qué han sucedido así las cosas. El caso es que siendo una película de suspense le hace falta más tensión, más sorpresa, un desarrollo más contundente porque casi desde su inicio la película está aquejada de una apatía manifiesta, asociada a unos protagonistas cuyo empeño no logra transmitir la menor sensación de ningún tipo.
Al final la película es una acumulación de escenas, donde pasan pocas cosas y las más de las veces se resuelven sin la menor gracia lo que a mí me ha supuesto que sus casi dos horas de duración se hayan hecho duras de digerir.
No obstante la película fue bien en taquilla y ahora en los videoclub es de las más prestadas, de ahí que tuviera que esperar casi dos semanas hasta tenerla disponible y poder verla.