Suburra (Stefano Sollima)

Suburra

Se titula Suburra y sí, es so burra, en la línea de Gomorra. Un frenesí, un delirio de violencia. Una ciudad, Roma. El barrio de Suburra, donde campa el hampa. En el escenario políticos corruptos que venden su voto a favor de un plan urbanístico costero a cambio de unos cuantos millones de euros que irán a pasar a sus bolsillos siempre hambrientos. La política al servicio del dinero. Por medio, mucho tarado de gatillo fácil, prostitutas que pagan el pato en noches de farra que se van de las manos y acaban con una de ellas como un cadáver oculto en un río, y animales nocturnos que sacan el revolver a las primeras de cambio. Líos entre bandas. Todo se nos muestra con mucho ritmo y una estética videoclipera, con una violencia, muy explícita como coreografiada, donde los malos reciben su merecido.
Magro consuelo, porque es quitar a unos para poner otros. Pues el dinero es insaciable. Lo sabemos todos. Una película que ve y que se olvida casi a la misma velocidad.

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