Triple frontera (J. C. Chandor)

El cartel de la última película que he visto en Netflix, Triple frontera puede llevar a equívocos, ya que uno se imagina una película de acción trepidante situada en algún país latinoamericano. La triple frontera es la quíntuple cagada, la que perpetran cinco hombres relacionados con el ejército americano algunos en activo y otros ya retirados pero todos ellos jóvenes. Uno de ellos les pone a los otros cuatro en cantar haciéndoles ver que hay una misión en la que pueden colaborar, una misión en teoría legal en colaboración con el gobierno boliviano en la que apresarían o darían muerte a un narco local, un tal Lorea. Sobre el terreno el quinteto decide que puede prescindir de la ayuda del gobierno y tomarse ellos la justicia por su mano matar a Lorea y llevarse todo su dinero, unos cuantos cientos de millones de dólares. Lo que a priori parece una misión fácil y limpia se convierte en una gran chapuza. De tal manera que cuando el helicóptero en el que huyen se estrelle contra las montañas, deben cruzar Los Andes a pata con unas mulas llevando estas un buen número de bolsas de viaje cargadas de billetes.

No ha lugar para la épica en la película y sí para el patetismo. En el quinteto enseguida surgen las diferencias, los reproches, a consecuencia de la avaricia de uno de ellos. Lo que mal empieza mal acaba y se salda con fatales consecuencias. Lo único reseñable son las bonitas localizaciones ya sean en la selva y luego en la montaña. Affleck (Argo) uno de los actores protagonistas parece que está amomiado. El resto, Oscar Isaac (al que Chandor dirigió en El año más violento), Charlie Hunnam… tampoco tienen apenas oportunidad de lucirse. Brilla eso sí la belleza de la actriz Adria Arjona (6 en la sombra).


Le falta más intensidad a una película que resulta lánguida, no porque se eche en falta más acción sino porque la falta aliento, vida, algo que haga que esa amistad que se profesan los cinco resulte creíble y reine entonces la emoción en una película que parece querer buscar algo de introspección bajo tanto músculo, como sucedía en Tyler Rake cuando un mercenario decide jugarse su vida para salvar la de un niño.

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