Tu hijo (Miguel Ángel Vivas)

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Título original: Tu hijo
Año: 2018
Duración: 103 min.
País: España
Dirección: Miguel Ángel Vivas
Guion: Miguel Ángel Vivas, Alberto Marini
Fotografía: Pedro J. Márquez
Reparto: José Coronado, Pol Monen, Ana Wagener, Sergio Castellanos, Sauce Ena, Ester Expósito

¿Otra película más sobre el manido tema de la venganza?. Poco tiene que ver Tu hijo con producciones, aparentemente similares, como esas de Liam Neeson con las que tratan de emparentarla. No es este un producto palomitero donde uno deja en suspenso su incredulidad para ver cómo un padre de familia se convierte en una máquina de matar, no, lo que aquí se plantea es algo más de andar por casa, más verosímil, más prosaico. Tu hijo está más próxima a películas como En la sombra que a Matar o morir. No se trata de ver cómo los malos pagan por lo que han hecho, con toda suerte de mamporros y balaceras por medio, sino en qué situación se quedan aquellos que se ven en un trance así, pues no sólo el que recibe la paliza puede perder su vida, a su vez todos los que lo rodean, sus seres queridos, van cayendo como piezas de dominó, cada cual rumiando la tragedia que les concierne a su manera.

¿Qué hacer si tu hijo de 17 años a la salida de una discoteca recibe una brutal paliza que lo deja en estado vegetativo?. El padre de la víctima, Jaime, un cirujano interpretado de forma muy solvente por José Coronado, que deviene aquí un monstruo, un Atalante capaz de cargar todo el peso de la película y el dolor del mundo en sus hombros. Una opción es dejar que la justicia actúe. Jaime habla con los amigos de su hijo y uno de ellos, amedrentado, que no dijo toda la verdad a la policía, le pone en la pista de los actores de la paliza. Jaime decide entonces tomarse la justicia por su mano.

Lo interesante de la película sorteando el riesgo de pecar de maniquea es ver cómo el espectador involuntariamente se sitúa inevitablemente de parte de la víctima. En su tramo final, a medida que uno va rascando con la uña, llegando al fondo del asunto, y se ve cierto mecanismo de causa-efecto, la pregunta que cabe hacernos es ¿qué sabemos de cuantos nos rodean, hijos incluidos? ¿Son lo que aparentan? ¿Son seres puros y en esencia buenos? ¿La realidad se ajusta a la imagen idealizada que uno se hace de ellos? ¿Hasta donde es uno capaz de llegar para salvar a un hijo, haga éste lo que haga?.

Miguel Ángel Vivas, director y coguionista deja estas y otras muchas preguntas flotando en la sala de proyección, en el salón de los hogares, y ahí radica para mí el valor de esta película: la reflexión sobre los puntos ciegos de nuestra conducta.

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