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Ágora (España, 2009)

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ÁgoraDirección: Alejandro Amenábar.
Reparto: Rachel Weisz (Hipatia), Max Minghella (Davo), Oscar Isaac (Orestes), Ashaf Barhom (Amonio), Michael Lonsdale (Teón), Rupert Evans (Sinesio), Homayoun Ershadi (Aspasio), Omar Mostafa (Isidoro), Oshri Cohen (Medoro), Sammy Samir (Cirilo), Richard Durden (Olimpio), Yousef Sweid (Pedro).
Guión: Alejandro Amenábar y Mateo Gil.
Producción: Fernando Bovaira y Álvaro Augustin.
Música: Dario Marianelli.
Fotografía: Xavi Giménez.
Montaje: Nacho Ruiz Capillas.
Diseño de producción: Guy Hendrix Dyas.
Dirección artística: Guy Dyas.
Vestuario: Gabriella Pescucci.
Distribuidora: Hispano Foxfilm
España 2009

Calificar la filmografía de Alejandro Amenábar es imposible ciñiéndose a un género, a un estilo o a unos determinados parámetros. Las películas que componen su (corta) carrera son suficientemente dispares como para no poder calificarlo dentro de una categoría, lo cual interpreto como un halago para él.

Con Ágora Amenábar plantea varias interpretaciones de una misma historia. Algunos simplemente la podrían ver como una historia de amor, además en 2 diferentes vertientes; para otros será una recreación histórica de la Alejandría (proviene de Alejandro, Magno, no Amenábar); habrá para quién sea un alegato a las guerras religiosas; también se pude considerar un biopic o al menos un seguimiento a la vida de la filósofa.

Si alguien busca una de acción o lo que popularmente se conoce como “una de romanos”, esta no es su película. No brilla por tener un ritmo fluido ni por grandes escenas de acción. Haberlas, haylas, pero no es lo más destacable.

Lo que la película cuenta es la vida de la filósofa Hipatia, encarnada por Rachel Weisz. Mejor dicho, lo que cuenta es una parte de su turbulenta vida, siendo profesora en Alejandría, hasta el momento de su muerte.

Como decía antes, hay varios aspectos que se tocan en la película, todos relacionados con Hipatia. Por un lado vemos sus luchas por hacerse un sitio entre la comunidad filosófica y científica de la época, que se lo pone muy difícil por su condición de mujer. Ella quiere ser independiente, no someterse a un esposo que le haga dejar lo que más desea ni a las condiciones sociales de la época. Por suerte cuenta con el apoyo de su padre y el respecto de sus alumnos.

Precisamente uno de sus alumnos Orestes, está prendado por su maestra, a la que, por otra parte, procesa gran respeto. Ella no desea unirse a él de ninguna de las maneras, y se lo hace ver, de forma muy gráfica además, pero a lo largo de los años él demostrará que la sigue amando de forma incondicional. Davus comparte sentimientos hacia Hipatia con él, pero no rivaliza como pretendiente dada su condición de esclavo. Eso sí, también está dispuesto a todo por ella, pero sus circunstancias lo arrastran hacia otros derroteros. Ambos muestran el amor en dos vertientes diferentes, ambos lo tienen complicado aunque por motivos diferentes y entre ellos y su amada se encuentran multitud de obstáculos imposibles de salvar. Los amores imposibles, ese clásico en el cine, la literatura y nuestra vida diaria.

Históricamente la época en la que sucede la trama es suficientemente antigua como para no estar seguros de muchos de los hechos que se cuentan, pero el trabajo de ambientación y la recreación de escenarios es excelente. Es creíble que las cosas sucedieran así, lo cual es suficiente y que la ciudad de Alejandría fuera tal cual nos la muestra Amenábar.

Aparte de todo esto, una de las cosas que más queda después de ver la película es lo absurdo de las religiones. Vemos lo que en esa época se hacía en nombre de Dios y como hoy en día siguen sucediendo cosas similares.

Los cristianos, salidos de la persecución romana, son los que se llevan la peor imagen en este caso. Sus acciones sangrientas, su líderes déspotas y sedientos de poder, no se diferencian de algunos de los hechos que ocurren hoy en día. Por supuesto, todos conocemos la historia de la propia religión cristiana en los años posteriores a los que aquí se cuentan. La guerra santa, las cruzadas, la inquisición, mucho cae sobre las espaladas de esta religión cuyos mandatarios siguen hoy en día dictando lo que sus adeptos deben hacer. Y no creo que sea peor ni mejor que otra, ni que tenga también cosas buenas, pero es que les cuesta aceptar sus errores. Hace bien poco pidió perdón en España por su actuación durante la guerra civil. Relacionado con el tema de la película, la astronomía, fue Juan Pablo II quien retiró la prohibición que recaía aún sobre Galileo, ¡¡más de 3 siglos y medio después!! Así temas como el aborto y el uso de los preservativos, a saber cuando los aceptarán. Y no aprenden, aunque por algo se van perdiendo adeptos.

Una imagen sobre el tema que me ha parecido curiosa es la de los cristianos quemando las obras de la biblioteca de Alejandría, que recuerda a la famosa quema de libros de los nazis en la Bebelplatz de Berlín. La carambola viene de que el papa actual perteneció a las juventudes nazis…

En cualquier caso, la película merece la pena. No creo que sea una obra de las que deja en la historia del cine su huella, a pesar de ser la más cara del cine europeo, pero resulta entretenida y una nueva vuelta de tuerca a la heterogénea filmografía de Alejandro Amenábar.

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