Reparto: Ed Harris (Ludwig van Beethoven), Diane Kruger (Anna Holtz), Nicholas Jones (archiduque Rudolph), Matthew Goode (Martin Bauer), Ralph Riach (Wenzel Schlemmer), Joe Anderson (Karl van Beethoven), Bill Stewart (Rudy), Angus Barnett (Krenski).
Guión: Christopher Wilkinson y Stephen Rivele.
Producción: Sidney Kimmel, Christopher Wilkinson, Stephen Rivele y Michael Taylor.
Música: Maggie Rodford.
Fotografía: Ashley Rowe.
Montaje: Alex Mackie.
Diseño de producción: Caroline Amies.
Dirección artística: Paul Ghirardani y Lorand Javor.
Vestuario: Jany Temime.
USA, Reino Unido y Hungría 2006
Junto a Harris, Diane Kruger (Feliz Navidad) interpreta a la joven Anna Holtz, aspirante a compositora que consigue trabajar mano a mano con el genial compositor, para bien o para mal.
Por supuesto, la música del compositor está presente envolviendo cada escena.
Además de recordar a Pollock por la entregada interpretación de Ed Harris del protagonista, un artista con una fuerte personalidad en ambos casos, la película también recuerda a otro biopic, otra encarnación de un pintor: Vermeer, me refiero a La Chica de la Perla, donde la historia era también contada a partir de un personaje secundario femenino que acompaña y condiciona al artista.
Sin saber mucho de historia ni mucho de música sería difícil evaluar la obra en cuanto a su exactitud artística e histórica. Se muestra a un Beethoven protestón, iracundo y maleducado que constantemente arremete contra los que le rodean mientras sigue dando rienda suelta a su excelencia artística.
Todo se muestra en planos cortos de los protagonistas, sobre todo Harris y Krueger, que llevan el peso de la interpretación y de la historia entre discusiones y momentos más pausados. Ambos actores tienen unos papeles antagonistas y muy diferentes entre sí, él más enérgico y ella más racional, pero juntos consiguen resultar complementarios y ayudan al desarrollo de la historia.
Esa dualidad entre la música y la imagen es lo que más se agradece, ya que como película tal debe tener su base en la parte visual y además en la musical, por el tema que trata. Ambas se combinan de forma excelente para dar como resultado un todo equilibrado en ambos sentidos, que puede no resultar demasiad atractivo a los no muy melómanos, exceptuando determinadas escenas, pero les debería gustar como el retrato del personaje histórico que es.
A pesar de estar ambientada en Viena, ciudad donde vivió Beethoven, la película fue rodada en Hungría, sobre todo en la ciudad de Budapest.
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