Reparto: Sally Hawkins (Poppy), Alexis Zegerman (Zoe), Andrea Riseborough (Dawn), Samuel Roukin (Tim), Sinéad Matthews (Alice), Kate O’Flynn (Suzy), Sarah Niles (Tash), Eddie Marsan (Scott), Sylvestra Le Touzel (Heather), Nonso Anozie (Ezra), Jack MacGeachin (Nick).
Producción: Simon Channing Williams.
Música: Gary Yershon.
Fotografía: Dick Pope.
Montaje: Jim Clark.
Diseño de producción: Mark Tildesley.
Vestuario: Jacqueline Durran.
Reino Unido 2008
En muchas de las quinielas para los Oscar de este año figura esta película, sobre todo para que su actriz protagonista, Sally Hawkins, opte en esa categoría a llevarse la estatuilla. Una vez vista, lo veo muy difícil.
La historia es la de una mujer que, atendiendo al título, debemos suponer que es feliz, pero viendo la forma de comportarse da la impresión de ser una de esas personas cargantes que vive en su mundo y no tiene capacidad de tomarse las cosas en serio.
La seguimos en sus andanzas por la ciudad, entre sus sesiones de salto en colchoneta, las sesiones de masaje para recuperarse de ellas y las salidas con sus amigas.
En el colegio en que trabaja llega a conocer a un trabajador social que se siente atraído por ella, esa es la historia de amor que nos cuentan y que hace que ella consiga su felicidad, pese a estar a punto de truncarse esa relación por culpa del profesor con el que da clases de conducir.
El profesor de la autoescuela es uno de los perturbados personajes que llaman la atención en la película. La protagonista tiene su cosa, pero ese tipo es un desequilibrado, racista con un agrio carácter al que le falta capacidad para relacionarse con personas en general.
La actriz protagonista, Sally Hawkins, parece una especie de versión femenina de Jim Carrey, ya que es insolente, no para de hacer el tonto y mostrarse tan inmadura como los alumnos a los que da clases. Así que ni Oscar ni nada, a mí no me ha gustado por ser un personaje muy exagerado.
El personaje del profesor de la autoescuela lo interpreta un rostro conocido, Eddie Marsan, de esos actores que nos suenan y no sabemos de qué. También lo he visto en alguna quiniela como secundario para los Oscar, pero según se van estrenando las favoritas esta película pierde enteros.
Quien sí me ha gustado más es otra de las actrices secundarias, Alexis Zegerman, que interpreta un personaje mucho más calmado, cabal, que apoya a su amiga sin necesidad de ser tan esperpéntica como el resto del reparto.
Por cierto, el título de la película original, Happy-go-lucky es una expresión anglosajona que se suele escribir tal cual, para referirse justo al tipo de persona que se retrata en esta película, una persona alegre y despreocupada. Lo de Un cuento sobre la felicidad queda bastante cursi y no refleja del todo los matices de esa expresión. Titular la película con algún equivalente en castellano tampoco hubiera quedado muy bien (algo como «viva la virgen»), pero sí que a veces nos referimos con la expresión «happy» a gente de ese estilo, lo podrían haber dejado así, sólo happy. A ese respecto he encontrado este interesante artículo que habla sobre las traducciones y esta en particular.
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