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La culpa crítica película para no dormir

Intérpretes: Nieve de Medina (Ana) Montse Mostaza (Gloria) Alejandra Lorenzo (Vicky) Mariana Cordero (Teresa)
Director: Narciso Ibáñez Serrador
Año: 2006
País: España
Guión: Narciso Ibáñez Serrador, Luis Murillo

Ya comenté recientemente las dos películas de la serie de Películas para no dormir que he tenido el gusto de ver hasta el momento: La habitación del niño (Alex de la Iglesia), Para entrar a vivir (Jaume Balagueró).

La culpa la ha dirigido Narciso Ibáñez Serrador, al que algunos recordaran como el creador del programa “Un, dos, tres”. Si en La habitación del Niño, Alex de la Iglesia pergeñaba un relato con tintes sobrenaturales y puertas que se abren a otras dimensiones, con estupendos resultados y Jaume Balagueró desataba su vena más gore y sanguinolenta en Para entrar a vivir, con un resultado extraordinario, Chicho, nos lleva con su película (dura algo más de 70 minutos) La Culpa a la España de hace unas cuantas décadas, cuando el aborto se practicaba a escondidas (aún no estaba legalizado), y en las calles circulaban cuatro coches.

Como es norma en cualquier relato de terror que se precie, la historia transcurre en una casa con dos plantas y un abandonado desván, habitada por una ginecóloga (Ana) la cual además de trabajar en un hospital pasa también consulta en su casa donde lleva a cabo abortos (antes del tercer més de gestación).

A la casa de la doctora llega como inquilina, Gloria, una desvalida compañera de trabajo, acompañada de su hija pequeña. Su situación le hace ver la luz cuando la doctora le abre las puertas de su casa sin compromiso y sin coste alguno, aunque nadie da duros a cuatro pesetas cómo se verá poco después.

Chicho no recurre a los efectos típicos del cine de terror actual. No abusa de la sangre, ni de los golpes de efecto, tampoco hay efectos especiales y reina la sobriedad. Los elementos angustiantes provienen unos del exterior: la siniestra casa, los crujidos en la madera, los ruidos misteriosos, los fetos en formol, la escalera de caracol, la muñeca desvencijada, la caja metálica con sorpresa y otros elementos internos derivados de la psique de los protagonistas: la actitud de la doctora no correspondida, sus silencios y requerimientos, la sexualidad reprimida, el miedo al aborto y sus imprevislbes consecuencias, la soledad, el desasistimiento, la culpa.

La película se pasa en un suspiro gracias a un ritmo bien dosificado y unas convincentes interpretaciones tanto de Nieve Medina como de Montse Mostaza (Ouija, Los amantes del círculo polar) y su hija, que van evolucionando conforme transcurre el relato, transmitiendo con verosimilitud los cambios emocionales que experimentan.

Un final inesperado pero factible culmina una película muy bien engarzada que funciona bien como un producto de suspense, cimentado sobre un conseguido climax opresivo y angustiante que se respira de comienzo a fin. La película arranca con un cuerpo depositado sobre el suelo de una casa, del que no vemos el rostro y del que alguien va tirando de los pies hasta hacerlo desaparecer del plano, dejando un reguero de sangre fresca.

Es la culpa por tanto una película recomendable que en nada desmerece, sino que mantiene el alto nivel logrado con las dos anteriores entregas de la saga “Películas para no dormir”.

Cuando se estrene en televisión la saga, en la cadena de Telecinco, que la produce, es de justicia que la audiencia responda, pues es un producto que rezuma calidad.

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