Año:2004
País: España
Género: Suspense
Dirección: Alex de la Iglesia
Intérpretes: Javier Gutiérrez, Leonor Watling, Sancho Gracia
María Asquerino, Antonio Dechent, Manuel Tallafé
Supone la primera película de la saga Historias para no dormir. Un clásico televisivo pergeñado por Chicho Ibáñez Serrador, en los años 60-70, que ahora de la mano de directores como Balagueró, Alex de la Iglesia, Mateo Gil, Enrique Urbizu, Paco Plaza, vuelven a ponernos los pelos de punta, con sus nuevas creaciones. La segunda entrega corre a cargo de Jaume Balagueró (su entrega se titula Para entrar a vivir, interpretada por Nuria González, Macarena Gómez y Adriá Collado), el resto de entregas llevan por títulos, La culpa de Narciso Ibáñez Serrador y Regreso a Moira de Mateo Gil
Alex de la Iglesia, gran conocedor del género, articula una historia, en la que engancha al espectador desde el primer momento. Culpa de ello tienen los actores que encarnan a la pareja. Leonor Watling y Javier Gutíerrez (como el resto de secundarios: Pávez, Dechent, Gracia, Asquerino) y unos diálogos convincentes, veraces, realistas que nos hacen entrar en la historia a las primeras de cambio.
La historia nos cuenta los sinsabores que una pareja sufre cuando se compra una casa, sita en el centro de una gran ciudad. La casa es la clásica de las películas de misterio: espaciosa, siniestra, con dos plantas, habitaciones selladas, y una historia inconclusa y sangrienta que acontenció en el pasado y que ahora afectará a los actuales inquilinos. Para darle mayor dosis de angustia, la pareja vive con su hijo de pocos meses. La primera noche, para vigilar a la criatura, compran un aparato de video con el que verán como su hijo duerme. Cuando aparece en el monitor junto al bebé una figura humana se desata la locura.
Con mucho oficio Alex, va insertando las dosis justas de intriga y suspense, al tiempo que los personajes van alterando sus conductas siendo incapaces de controlar sus actos, como se manifiesta perfectamente en el rostro de Javier Gutiérrez
La existencia de mundos paralelos, de los que tiene conocimiento el prota tras su charla con uno del currelo hace que conozca el problema y también la solución. El sorprendente final, pone el broche a una película ácida, de escasos 75´ que nos brinda una historia angustiante, bien narrada e interpretada y mejor resuelta. Alex de la Iglesia vuelve al ruedo audiovisual y merece ser sacado a hombros por la puerta grande.
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