País: Alemania.
Año: 2006.
Duración: 144 min.
Género: Drama.
Interpretación: Martina Gedeck (Christina-Maria Sieland), Ulrich Mühe (capitán Gerd Wiesler), Sebastian Koch (Georg Dreyman), Ulrich Tukur (teniente coronel Anton Grubitz), Thomas Thieme (ministro Bruno Hempf), Hans-Uwe Bauer (Paul Hauser), Volkmar Kleinert (Albert Jerska), Matthias Brenner (Karl Wallner), Herbert Knaup (Gregor Hessenstein).
Producción: Quirin Berg y Max Wiedemann.
Música: Gabriel Yared y Stéphane Moucha.
Fotografía: Hagen Bogdanski.
Montaje: Patricia Rommel.
Dirección artística: Silke Buhr.
Vestuario: Gabriele Binder
He tenido la misma sensación al ver esta película, que supone el brillante debú en la dirección de Florian Henckel von Donnersmarck, que también la guioniza, que cuando vi Las consecuencias del amor, de la que ya hablé en su día.
La película que no se hace nada tediosa a pesar de su duración: dos horas y media, muestra de modo contundente y poético la catarsis que sufre, un miembro de la Stasi (la policía de la RDA), el capitán Gerd Wiesler, conocido por su disciplina y buen hacer, cuando le encargan vigilar día y noche a la pareja formada por la actriz Martina Gedeck (Christina-Maria Sieland) y el escritor Sebastian Koch (Georg Dreyman).
Wiesler, ese hombre disciplinado, introvertido y reservado ve como su ánimo y convicciones se tambalean, al bucear en lo más profundo de «La vida de los otros», que son el escritor y la actriz y al tiempo que descubre la farsa e hipocresía en la que vive, va identificándose más con el escritor, como si el aliento invisible de este, le permitiera romper con lo que ha sido su vida hasta entonces, llegando a plantearse las cosas de otro modo, produciéndose un lento «desafecto al régimen» al que sirve.
Las interpretaciones del trío formado por Martina Gedeck, Sebastian Koch y Ulrich Mühe son espectaculares, con una variedad de matices que logran emocionar (maravillosa la relación entre entre Dreyman y Christina-Maria alimentada de amores, secretos, desvelos y traiciones), si bien destacaría la de Ulrich Mühe, que es capaz de decirlo todo con sus ojos, que son capaces de mostrarse duros e implacables así como tiernos y conciliadores. Gran parte de los logros de la película son gracias a él.
Las calles desiertas, el cielo gris, las salas de interrogatorios, los silencios, los pinchazos telefónicos, los hombres de gris, todo ello forma parte del desolado «día a día» en el que los ciudadanos de la extinta RDA se movían. La gente no podía hablar, hacer chistes, expresarse, lo que muestra unas personas temerosas y asustadas, carne de cañón para convertirse en delatores y luego confidentes, capaces de traicionar a lo que más quieren por el miedo a lo que les pueda pasar.
«La vida de los otros», es a la postre una película emocionante, bien narrada y mejor interpretada que se merece la oportunidad de una buena distribución a fin de que pueda verse en las carteleras españolas y mucha gente pueda disfrutar con esta excelente película.
Alemania ha seleccionado «La vida de los otros» para su andadura en los Oscar 2007. De ser elegida finalmente entre las cinco a competir en el galardón de Mejor película de habla no inglesa, Volver de Almodóvar va a tener un serio competidor.