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Brick crítica película

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Cartel BrickDirección y guión: Rian Johnson.
País: USA.
Año: 2005.
Duración: 110 min.
Género: Drama.
Interpretación: Joseph Gordon-Levitt (Brendan), Nora Zehetner (Laura), Lukas Haas (The Pin), Noah Fleiss (Tugger), Matt O’Leary (The Brain), Emilie de Ravin (Emily), Noah Segan (Dode), Richard Roundtree (subdirector Trueman), Meagan Good (Kara), Brian White (Brad Bramish).
Producción: Ram Bergman y Mark G. Mathis.
Música: Nathan Johnson.
Fotografía: Steve Yedlin.
Diseño de producción: Jodie Tillen.
Vestuario: Michele Posch.

Brick podría ser el «ladrillo» que da título a la película, un peñazo, un paquete una piedra inamovible, pero sin embargo no es nada de eso, más bien Brick es una película sugerente, que oxigena el viciado ambiente de las producciones en las que aparecen adolescentes descerebrados de hormonas disparadas y vocabulario monotemático que reparten su tiempo entre el instituto y las fiestas de fin de semana, soltando improperios por sus tiernas boquitas.

Brick tiene un comienzo prometedor. El joven Brendan recibe una llamada de su antigua novia Emily, la cual se muestra muy alterada, requiriendo su ayuda. Brendan entonces inicia su búsqueda que culmina cuando halla el cuerpo de ésta a la entrada de un túnel. Brendan investigará entonces quién está detrás de la muerte de Emily, lo que no está exento de riesgo pues se verá inmerso en un nuevo mundo gobernado por The Pin (interpretado por Lukas Hass, del que siempre recordaré su papel en «Único testigo») y su lacayo, el musculado Tugger, el cual controla la venta de las drogas que compran los jóvenes.

Brendan es sagaz, astuto e inteligente y como un buen jugador de ajedrez siempre guarda varias jugadas en la manga, anticipando así la reacción de sus adversarios, lo que le permite salvar el pellejo repetidas veces. Brendan cuenta con la ayuda de The Brain, un amigos suyo «ratón de biblioteca» que le permite a Brendan avanzar en su investigación.

Brendan buscará información en Kara (Meagan Wood), una guapa joven que siempre tiene a jovencitos entre sus piernas (¿buscando la perla mágica?), que le será de poca ayuda. Laura y Brad son otra pareja que entrarán en el perímetro de actuación de Brendan. Con la primera surge una atracción fisica que se materializa en un revolcón y con el segundo también hay revolcón pero sobre el asfalto y a guantazos del que Brendan sale ganador. Brad es el mejor comprador de la droga que despacha The Pin, y Laura es una enigmática mujer que mueve los hilos en la sombra. No es trigo limpio y Brendan lo sabe pero se deja arrastrar en sus arenas movidizas para llevar a buen puerto su plan.

Aun siendo una película de adolescentes, solo vemos un teléfono móvil en una escena, tampoco hay centros comerciales, y de las drogas, aunque son el «origen del mal» de la desgraciada Emily, no vemos a jóvenes enganchados a ellas. Los escenarios en los que se sitúa la trama son lugares poco populosos, ya sea en un instituto vacío, calles desiertas donde Brendan hace sus llamadas en cabinas telefónicas, playas vacías, estadios de fútbol-rugby desiertos.

El director y guionista Rian Johnson que debuta como director con Brick, huye de cualquier efectismo y delirio visual, optando por planos sosegados, que no lentos, que hacen avanzar la trama, con un climax que va en aumento, merced a una brillante banda sonora, y a su protagonista principal, un muy acertado Joseph Gordon-Levitt, cuyo aplomo y seguridad en la pantalla se muda en desconcierto fuera de ella, y es en esa imprevisibilidad, ese no saber que va a pasar, otro acierto de esta película que no requiere de golpes de efecto finales para dejarnos boquiabiertos, ya que la película en sí tiene un aura propia, un ritmo interno magnetizador que me ha enganchado desde el comienzo, y cuya tono paródico en algunas ocasiones (la voz de Kara en sus diatribas con Brendan) no es óbice para aplaudir esta singular producción independiente que plasma en imágenes una historia simple que divierte y evoca muchas cosas.

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