País: Francia.
Año: 2005.
Duración: 80 min.
Género: Documental.
Guión: Luc Jacquet y Michel Fessler.
Producción: Yves Darondeau, Christophe Lioud y Emmanuel Priou.
Música: Emilie Simon.
Fotografía: Laurent Chalet y Jérôme Maison.
Montaje: Sabine Emiliani
Este documental poco convencional es una delicia. Nos muestra la dura vida de los pingüinos emperadores que viven en condiciones extremas. No es un documental al uso tipo National Geographic, pues aunque se nos muestran bellos paísajes árticos que cortan el aliento merced a una fotografía excelente, hay una trama argumental, como en cualquier película que se precie.
Una vez que los pingüinos hembra ponen el huevo, los machos se encargaráran de incubarlos, dándoles el calor necesario, entonces las hembras emprenden el camino hacia el océano, dónde se alimentarán lo suficiente, para luego regresar y alimentar a sus hambrientas crías. La vida es dura, y en las largas travesías mueren pingüinos exhaustos, vencidos por el hambre y el frío. Luego viene el milagro de la vida, y las
Juntos afrontarán su primera tormenta de nieve, agrupados en forma de tortuga, como han visto ver a sus padres, se verán acechados por aves que al menor descuido los matarán. Finalmente volverán al oceáno dónde permanecerán cuatro años. Allá aunque se encuentran más a gusto, se mueven con más soltura y hay alimento de sobra, también acechan los peligros, como son las focas. Luego los hijos recorrerán el mismo camino que han hecho durante miles de años sus antecesores.
Una película que optó a los Oscar como mejor documental, que cuenta una historia desconocida para mi, pues nunca había oido hablar del pingüino emperador, sorprendente y maravillosa.