País: USA.Año: 2007.Duración: 94 min.
Género: Thriller, terror, acción.
Interpretación: Lucy Liu (Sadie), Michael Chiklis (detective Rawlins), Carla Gugino (Eve), James D’Arcy (Bishop), Robert Forster (Lloyd), Samaire Armstrong (editora), Cameron Richardson (Collette), Allan Rich (Harrison), Kevin Wheatley (Ethan Mills), Margo Harshman (Tricia).
Producción: Greg Shapiro.
Título original: Rise: Blood hunter
Música: Nathan Barr.Fotografía: John Toll.
Montaje: Lisa Bromwell y Robb Sullivan.
Diseño de producción: Jerry Fleming.
Vestuario: Denise Wingate
Antes de nada, comentar que con esta película hacemos la crítica 700 en esta nuestra humilde blog. Ahora ya queda menos para la número 1.000 un umbral que queremos cruzar, con todos vosotros ahí al otro lado, como fieles lectores y comentaristas de nuestros comentarios y sin los cuales, esto no tendría sentido, pues sería como predicar en el desierto.
Sadie es una periodista que investiga sobre los prácticas de una secta satánica. Dos adolescentes jóvenes aparecen muertas en ese bacanal de sangre y ella misma es dada por muerta. Pero no, no ha muerto, sino que tras ser chuperreteada por unos vampiros, se convierte en una de ellos.
Ser vampiro supone alimentarse de sangre, no verse reflejada en los cristales, no morir si son tiroteados y morir si se les clava un clavo en el corazón (el mismo efecto haría una estaca).
Sadie, ya convertida en vampiro, emprende su venganza personal contra esos vampiros que la sometieron sexualmente y la convirtieron en uno de ellos. Ese tránsito de lo humano a lo vampiro, no tiene la menor sustancia, salvo que Sadie lo pasa mal para matar gente inocente, de cuya sangre se alimentará.
La sensual y bella actriz Lucy Liu es Sadie, la cual sale en cueros en algunas tomas, pero sólo aparentemente, porque todo queda en agua de borrajas, así como vemos de entrada con la presunta escena lésbica que da comienzo a la película.
Rise, cazadora de sangre, es un tubo, un paquete, una castaña, o una película malísima, como prefieran. A mí me ha aburrido totalmente, a pesar de que Lucy Liu sea un imán para las pupilas procaces que se recrean viendo bellas mujeres, pero es poco, muy poco para sostener una la película.
Pagar 6 euros por ver una película así en el cine, es tirar el dinero, así de simple. La película se estreno en USA hace 8 meses no recaudó apenas nada, y podía no haber llegado aquí nunca, siendo como es perfectamente prescindible. Lo curioso es que en lugar de ser carnaza de videoclub haya conseguido estrenarse en los cines a bombo y platillo.