Como siempre, a él no se le ocurre otra cosa mejor que encargarle el trabajito a su vez a otro y como Jim en primera instancia rechaza el marrón, Dwight coge el testigo con mucho gusto, con lo que si el uno es malo, el otro es peor y las cosas se desmadran.
Los únicos que se lo toman todo a chufla son Pam y Jim, que siguen tonteando, y se inventan enfermedades y se cachondean de Dwight, aunque hay otros componentes de la plantilla que se ven obligados a revelar oscuras dolencias.
Ahí que decir que el tono de este episodio es tristón, a pesar del tono de comedia. Ver como Dwight intenta hacer alarde de poder, como hace rebajarse en algunos momentos a sus compañeros o lo mal que queda Michael, como jefe y como persona, es humor negro espeso.