La propuesta es bien sencilla: una cámara fija que nos hace ver lo que pasa en una oficina cualquiera (es un decir, porque vaya oficina) visto desde el punto por donde pasan todos los empleados: la máquina de café. Los personajes son de lo más variopinto, pero eso sí, a cual peor.
El secreto: indescifrable. El mismo formato había fracasado antes, pero yo juraría que hay buenos actores, excelentes interpretaciones, entretenidas historias, un humor un tanto gamberro a veces, simplón otras, pero efectivo siempre, buen ritmo al ser pequeñas historias fraccionadas y sobre todo esa cotidianeidad que te hace sentir que muchas de las cosas que ves en la pantalla te podrían ocurrir a tí mañana mismo delante de tu máquina de café.
Pero lo principal son los actores. La estrella es sin duda César Sarachu/Bernardo, que ya era protagonista en los sketchs de los Guebones con Guridi dirigiendo y que fue fichado para el proyecto a pesar de tener residencia en Estocolmo, como pudimos comprobar hace unas semanas de visita por allí. Su pareja en cuanto a empatía del público y también en la serie, es Esperanza Pedreño/Cañizares, la secretaria desastre y de mente extraviada que le da la réplica.
Como puede apreciarse, el reparto a primera vista parece competente y el resultado funciona, ya veremos hasta cuando. De momento, entre episodio y episodio podemos darnos una vuelta por la web de Guridi para echarles un ojo a esta gente desde Gestenfeiser, la empresa vecina, ver alguna foto divertida, el diario de trabajo y otras cosas interesantes.
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