En el episodio anterior habíamos dejado a kate en la selva, junto a Sayid y Locke, que se encontraban con «la francesa«. Juntos van avanzando por la isla hasta llegar a una casa, perdida en medio de la nada. En el techo tiene una parabólica y se ve un caballo ensillado y un lindo gatito. A través de una ventana reconocen a un hombre con un parche en el ojo. El mismo que habían visto en la grabación. Sayid, desarmado, decide ir hacia la casa a charlar con el hombre, el cual sin mediar palabra le dispara en el brazo, pensando que es uno de los hostiles. Aparecen Kate y Locke disparando y reduciendo a Mikhail Bakunin,, que así se llama el hombre. Luego charlan y Mikhail Bakunin, les dice que él es el único superviviente del proyecto Dharma y que lleva once años en la isla. Los hostiles le dejaron vivir en la casa, a cambio de que él no cruzara una imaginaria línea de seguridad que circunvala la vivienda. Mikail cura a Sayid extrayendo la bala de su hombro y cosiéndolo después. Locke mientras, se entretiene jugando al ajedrez en un programa que Mikhail Bakunin,tiene en su ordenador.
Vemos imágenes en las que Sayid tras su paso por la Guardia nacional iraquí está trabajando en un restaurante de cocinero. Un comensal, Sami, maravillado por el plato cocinado por Sayid, le ofrece trabajo en París. Sayid acepta y una vez en su nuevo trabajo,lo golpean y lo llevan a un sotano. La mujer del hombre, Amira, fue torturada por Sayid cuando era miembro de la Guardia Nacional, cosa que éste niega. Ella fue torturada, vejada y en sus brazos quemados quedan las huellas de la tortura. Sayid lo niega una y otra vez hasta que finalmente una noche, en la que la mujer va a visitarlo al sotano, Sayid reconoce que tras dejar el ejército e Iraq su cara le atormenta día y noche y reconoce ser él el torturador, y le pide perdón entre sollozos. Ella le perdona y le dirá a su marido que se equivocó, que le confundió con otro y le dejará libre. Por eso Sayid quiere darle una oportunidad a Mikhail Bakunin, de vivir.
Locke consigue ganar al ordenador y aparecen en el monitor una seria de indicaciones. Una de las instrucciones dice que si reciben la amenaza de los hostiles debe pulsar el 77, cosa que hace. Poco después toda la casa vuela por los aires, mientras ellos se encuentran fuera de la vivienda.
Mientras, en la playa Sawyer está mosqueado porque en su ausencia le han chorizado sus cosas, que está dispuesto a recuperar. Para ello organizan unas partidas de ping-pong. Si gana recupera sus cosas y si pierda no las recupera y durante una semana Sawyer no podrá dirigirse a nadie de la isla con apodos.
Hugo o Hurley le da una paliza a Sawyer de aupa, dejándole hacer solo tres tantos. Hugo confiesa que de joven pasó muchas horas jugando al ping-pong, en una mesa que su madre le regaló y que tenía en el sotano.
Sawyer, alicaído está preocupado por Kate, por no haber participado en su aventura al rescate de Jack, por haberla dejado sola, ya que aunque no lo confiese está enamorado de ella.