Países: Holanda, Reino Unido, Alemania y Bélgica.
Año: 2006.
Duración: 145 min.
Género: Thriller.
Interpretación: Carice van Houten (Rachel Steinn/Ellis de Vries), Sebastian Koch (Ludwig Müntze), Thom Hoffman (Hans Akkermans), Halina Reijn (Ronnie), Christian Berkel (general Käutner), Waldemar Kobus (Günther Franken), Derek de Lint (Gerben Kuipers), Michiel Huisman (Rob), Peter Block (Van Gein), Dolf de Vries (Sr. Smaal), Ronald Armbrust (Tim).
Guión: Paul Verhoeven y Gerard Soeteman; basado en un argumento de Gerard Soeteman.
Producción: San Fu Maltha, Jens Meurer, Teun Hilte, Jos van der Linden, Frans van Gestel y Jeroen Beker.
Música: Anne Dudley.
Fotografía: Karl Walter Lindenlaub.
Montaje: Job ter Burg y James Herbert.
Diseño de producción: Wilbert van Dorp.
Vestuario: Yan Tax
Título original: Zwartboek
La principal virtud de «El libro negro» es su capacidad para entretener, con una historia plagada de peripecias, traiciones, sexo, en donde se van encadenando los episodios y las aventuras con un buen sentido del ritmo, que no es óbice para que las dos horas y media que dura la película se hagan un poco pesadas. No le hubiera venido mal a la película una poda, para haber brotado con más fuerza.
No hay que buscar aquí un fresco histórico de lo que fueron esos años de guerra, si los Holandeses fueron unos adalides de la libertad o unos colaboracionistas, o si se dejaron llevar por la pasividad, ya que con tono frívolo, lo que Paul Verhoeven (director de películas como Desafío Total, Robocop, Las delicias turcas, Showgirls o Instinto Básico) pretende, es entretenernos, hacernos pasar un rato divertido, no darnos lecciones de historia, siguiendo las andanzas de Ellis, viendo como esta mujer es capaz de sortear a la parca, y aún estando en todos los saraos, salir siempre bien parada, mientras a su alrededor se cometen asesinatos, traiciones, incluso dentro de su propio grupo, en un «sálvase quien pueda» constante.
Carice van Houten en la piel de Ellis es todo un acierto, pues ella sustenta la película, y su buen hacer queda patente en todas las situaciones ya sea como cantante, como amante, o como espia. Tampoco se cohíbe al rodar escenas de sexo, incluso de teñirse el pubis de rubio ante nuestros ojos, a las que Verhoeven es muy acostumbrado. Una de las razones por las que se vino a rodar a Europa ha dicho el director Holandés fue que el puritanismo americano le ponía excesivas trabas, cercenanando la película que el quería hacer, en la que no faltan desnudos.
El único mensaje que se podría sacar de la película es que los vencidos una vez liberados del pie opresor de sus torturadores, muchas veces se sitúan en muy poco tiempo al nivel de los torturadores, lo que viene a demostrar que al final todos somos iguales en las mismas situaciones y que unos ganan las guerras porque están mejor armados o tienen mejores aliados, igualados todos en crueldad y sadismo. En ese aspecto Verhoeven no es muy optimista en cuanto a la calidad de la naturaleza humana.