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Match Point

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Dirección Woody Allen

Intérpretes Scarlett Johansson (Nola Rice)
Jonathan Rhys-Meyers (Chris Wilton)
Emily Mortimer (Chloe Hewett Wilton)
Matthew Goode (Tom Hewett)
Brian Cox (Alec Hewett)

Guión Woody Allen

Fotografía Remi Adefarasin
Música Varios
Montaje Alisa Lepselter

Allen, en esta película se aleja de la senda seguida en muchas de sus películas anteriores, dejando de lado sus personajes desquiciados y paranoicos, verborreicos la mayoría.
Sitúa la historia lejos de Nueva York, en Londres , poniendo su mirada en una familia de la alta aristocracia Británica. Gente adinerada y tranquila, que no es adicta a las pastillas ni a los psicólogos, que disfruta de su nivel de vida, dando raquetazos, yendo de caza, o viajando por las Islas Griegas.

La historia comienza cuando Chris, un afamado jugador Irlandés de tenis, decide dejar el circuito para ganarse la vida dando clases de tenis en Londres, en un club privado, dónde conoce a Tom, con el que hace buena amistad y tras iniciar una relación con Chloe (sutil y esclarecedora las miradas que ella le lanza en el palco mientras ven la obra de teatro, exteriorizando un manifiesto interés por su persona), Chris, obtendrá un alto cargo en una empresa bajo la tutela del padre de Chloe, pues en la familia ven a Chris como un buen chico, el cual fomentando su vena más arribista se deja querer; acude a la ópera, va de caza, y no rechaza una invitación, sintiéndose cómodo con su nuevo tren de vida y las puertas que la Diosa fortuna le va abriendo.

Hasta que hace aparición la tórrida Nola, a la cual conoce, cuando esta juega a pinpong con agresividad, despachando sin piedad a sus contrincantes. Chris se acercará a ella, y entonces se desatará la tensión sexual, al acercarse más de lo prudencial, para enseñarle algunos de sus letales golpes con la raqueta.

Nola (Scarlett Johansson), es la novia americana de Tom, que intenta ganarse la vida como actriz, sin demasiada fortuna. El exultante atractivo físico de Nola, siendo ella muy consciente, del efecto que causa en los hombres, hace que Chris pierda la cabeza por ella, tras un revolcón bajo la lluvia, iniciando una relación (sexual) tormentosa que acarreará un problema imprevisto para Chris, pues para entonces éste, ya está casado con Chloe y debe jugar a dos bandas, con el corazón dividido entre la pasión desbordada que siente por Nola, y la necesidad de guardar las apariencias y mostrarse como un marido fiel.

Son muchos elementos en la película los que hay reconocer como positivos: los trabajados diálogos, la descripción de los personajes está lo suficientemente bien hecha para que resulten creibles, para ello Allen, cuenta con una pareja protagonista Scarlett Johansson y Jonathan Rhys-Meyers que funciona a la perfección en las escenas que ruedan juntos, tanto en las escenas de alto voltaje, como cuando vienen los reproches, las exigencias y las desavenencias. Allen dosifica bien el ritmo de la película, sin forzar la máquina, mientras durante la primera hora y pico de la misma, vemos cómo Chris, suavemente va formando parte de ese mundo, que para él ajeno hasta que conoció a Tom y a su familia.

Scarlett sigue demostrando que es una gran actriz, versatil y capaz de salir airosa en cualquier papel, y aquí encarna muy bien a esa chica pizpireta, de pasado agitado (con abortos y matrimonios previos), y a la vez un tanto ingenua, ya que cree que Chris será capaz de romper con todo e irse a vivir con ella.

A su vez Jonathan, está muy convincente en el papel de ese joven, en continua lucha, entre lo que quiere y lo que tiene, debatiéndose entre mantener en pie el matrimonio, y su status, a la postre y los encuentros sexuales con Nola, que lo encienden como una brasa, hasta tal punto de hacer cualquier cosa, una locura también, por poner fin a su comprometida situación.

Es al final cuando Allen, suelta el brazo, y desde el fondo de la pista, comienza a soltar cañonazos imparables, en esa media hora rocambolesca, en la que la suerte dormida hasta entonces, hace acto de presencia (impagable la escena del anillo), para confirmar el pesimismo existencial de Allen, y proclamar a los cuatro vientos, que los malos siempre se salen con la suya.

A estas alturas del partido (Allen hace con esta su película 35), el director sigue atesorando la misma capacidad de sorprender que en sus inicios, y ójala no la pierda nunca.

Y para concluir decir que la música, de gran belleza, juega un papel importante en la película. La mayoría de las piezas que suenan son interpretadas por el tenor Napolitano Enrico Caruso, de obras de Verdi, Donizzetti, Rossini por citar algunos.

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