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Silent Hill crítica película

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Silent Hill cartel películaDirección: Christophe Gans.
Países: Canadá, Francia y Japón.
Año: 2006.
Duración: 127 min.
Género: Terror, acción.
Interpretación: Radha Mitchell (Rose DaSilva), Sean Bean (Christopher DaSilva), Laurie Holden (Cybil), Deborah Kara Unger (Dahlia), Kim Coates (Agente Gucci), Tanya Allen (Anna), Alice Krige (Cristabella)
Guión: Roger Avary; basado en el juego creado por Konami.
Producción: Samuel Hadida y Don Carmody.
Música: Jeff Danna.
Fotografía: Dan Laustsen.

Silent Hill supone una nueva adaptación de un videojuego, que es llevado a la pantalla grande (ya se hizo con Doom, Super Mario Bros, Thomb Raider, BloodRayne..).A priori, cabe pensar que el resultado no puede ser satisfactorio, a la vista de la ligereza y poca enjundia que atesoran los videojuegos, la mayoría violentos, en los que abunda la sangre y la violencia gratuita sobre otros aspectos que quedan al margen. Con Silent Hill creo que este prejuicio que tenía sobre el resultado de esta clase de películas queda superado.

De hecho, otras muchas películas que se basan en novelas, o en guiones originales, tienen un guión tan magro y unos personajes tan planos y superficiales como lo pueden ser los de cualquier videojuego y además son aburridísimas. Silent Hill no lo es en absoluto y comparte el espíritu de los videojuegos. «la acción debe ser trepidante, y no puede decaer en ningún momento». Debe tener además uncomponente adictivo, que te impele a querer seguir jugando, hasta llegar al final. La película así entendida, se compone de diferentes escenas, que son el reflejo de las pantallas que se han de superar en el videojuego para concluir con éxito la misión.

Unas escenas están más logradas que otras (casi todas presentan un aspecto común:son impactantes).La nota media de los efectos especiales es alta. Estos cumplen su objetivo con creces, generando situaciones dantescas, macabras, terroríficas, donde la angustia y el pánico forman parte del paisaje existencial en el que se mueve la protagonista.

El elemento más importante de la película es su protagonista principal, Radha Mitchell, en una película, que está interpretada por mujeres, en dónde los hombre apenas aparecen (como el marido de la protagonista, o el policía, que actúan como mero relleno, pues nada aportan en un sentido u otro a la historia). Radha está soberbia, su rostro refleja a la perfección el maremoto interior que tiene lugar a su llegada a Silent Hill y la temprana desaparición de su hija.

La niña de nombre Sharon, es sonámbula y sufre pesadillas, en las que aparece ese nombre, Silent Hill.
Rose, la madre no puede con la situación, cansada atiborrar a su hija con pastillas decide ir allí, a Silent Hill, un pueblo fantasma, mancillado por el fuego. En la aventura llevada a cabo por la madre y la hija les acompaña una resolutiva e intrépida policía de la zona, la cual anda con la mosca detrás de la oreja cuando se entera de que la pareja se dirige a Silent Hill.

La llegada a la ciudad no puede ser más desalentadora. Al rato de llegar, la hija desaparece, entonces Rose se afana en su desesperada y tormentosa busqueda en una ciudad aparéntemente desierta, sobre la cual llueve ceniza, acompañada por la arrojada policía Cybil.

Silent Hill tiene un toque gore más marcado, hacia el final de la película, donde la sangre brota a borbotones y se explicita el lado más macarra y demoniaco del videojuego y por ende de la película, con el uso de parrilladas de carne, tormenta de alambres de pinchos, ríos de sangre, plasmado con una efectista fotografía, no apta para estómagos delicados.

Silent Hill funciona como lo que es, un pasatiempo terrorífico, muy divertido, un chute de adrenalina sin adulterar, que verticaliza los pelillos de la espalda. En resumen, una película de terror ante la cual descubrirse (me dispensen si no me quito la boina pero es que el aire acondicionado las hace pardas).

Radha Mitchell ya dio muestras de su buen quehacer de la mano de Woody Allen en Melinda y Melinda. Pero mucho antes allá por 1998, trabajó en High Art, un peliculón, donde se enamoraba de una fotógrafa venída a menos. Otra Australiana (Kidman, Collette, Blanchet..) muy a tener en cuenta.

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