Empezaremos por echarle un ojo al argumento de la serie: Ned es un niño que a una edad muy temprana descubre que tiene un extraño don, el de devolver a la vida a los muertos que toca, aunque ello provoque alguna que otra consecuencia. Una consecuencia de ese don es que si toca a los “resucitados” por segunda vez, estos vuelven a morir, y ya de forma irremediable.
Pero una de sus primeras “clientas” es “Chuck”, el amor de infancia y primer beso de Ned, y una vez que la resucita se ve incapaz de devolverla al mundo de los muertos de nuevo y entra a trabajar con ellos, encontrándose así él en la difícil situación de ver continuamente al amor de su vida, sin poder ni siquiera llegar a tocarla por las fatales consecuencias que ello tendría.
Si a este extraño argumento le sumamos un estilo visual del estilo de Big Fish, colorido y exagerado y un humor negro también propio del director de esa peli, Tim Burton, nos encontramos antes una, a priori, serie que merece la pena ver.
El guionista y productor de la serie es Bryan Fuller, que también ha estado involucrado en otra de las series de gran éxito y una de nuestras favoritas, Héroes, además de otra donde la muerte estaba igualmente muy presente: Tan muertos como yo. Precisamente, produciendo esa serie fue cuando le vino la idea de Pushing Daisies, que iba a ser en principio un spin off.
Después del desencuentro con Jericho, creo que ya he encontrado una nueva serie, a la espera de 24, que quedará para el año que viene (con peli de por medio) y de Héroes, cuyo regreso está previsto para el próximo mes de Septiembre.
Por cierto, Pushing Daisies es lo que en España diríamos como estar Criando Malvas.