Dirección: Marc Forster.
Reparto: Will Ferrell (Harold Crick), Maggie Gyllenhaal (Ana), Dustin Hoffman (Jules Hilbert), Queen Latifah (Penny Escher), Emma Thompson (Karen Eiffel).
Guión: Zach Helm.
Producción: Lindsay Doran.
Música: Britt Daniel y Brian Reitzell.
Fotografía: Roberto Schaefer.
Montaje: Matt Chessé.
Diseño de producción: Kevin Thompson.
Vestuario: Frank Fleming.
Duración: 113 minutos
USA 2006
Antes de nada, hay que hacer ver una cosa muy muy clara, y son las referencias de esta película, que no hay que buscarlas dentro del cine, sino más bien dentro de la literatura, porque hay una que es obvia: Niebla, de Don Miguel de Unamuno. El personaje que va poco a poco notando que pertenece a la ficción escrita por un autor (que no es otra cosa que un Dios omnipotente de su propio mundo) y que intenta llegar hasta él para hacerle cambiar la perspectiva de su personaje, de eso trata esta película y de eso trata la “nívola” Niebla, que aprovecho para recomendar encarecidamente a todos, ya que es una joya de la literatura española. Y es una comedia, no una tragedia.
Genial y original el incio con las imágenes “etiquetadas” según la voz en off va hablando, con lo que nos podemos hacer una idea de que no estamos ante una película al uso.
Pero esa voz en off, que en apariencia es un recurso narrativo más de la película y nos explica los pormenores de la triste y monótona existencia del personaje, empieza a sonar en la cabeza del protagonista. Algo tan simple como esto, logra que la historia de un tipo mediocre en su vida diaria, simplemente con la interacción unidireccional del personaje y la voz, adquiera un peculiar interés.
Es entonces cuando el pobre protagonista, antes de enloquecer, aplica la razón a lo que le está sucediendo, como hace con todo en su vida, e intenta buscar una explicación y una solución al problema que tiene.
Encontrará apoyo en un compañero de trabajo, un profesor de literatura y una pequeña empresaria a la que tiene que auditar. Entre todos harán que cambie su vida afectiva, social y laboral y también encaminar sus pesquisas hacia solucionar el problema de esa voz que narra todo lo que le sucede en la vida.
Ese atormentado hombre está interpretado por Will Ferrer, cuya filmografía no da como para tenerlo en el lado de los actores serios, sino más bien en el de los payasos. Yo lo comparo con Jim Carrey, con la diferencia de que este me hace gracia, pero a Will Ferrer no acabo de cogerle el tranquillo. De todas formas, aquí hace un papel serio dentro de la tragicomedia en la que se ve metido y mal que me pese, debo admitir que hace una actuación muy correcta.
La escritora que mueve los hilos del protagonista (la “Unamuna” de turno) es Emma Thompson. Diría que aparece bastante desmejorada, pero no quedaría muy correcto, sabiendo que el truco empleado fue… no llevar maquillaje. Esta mujer es buena en casi todo lo que hace, desde comedias inglesas tipo Love Actually a versiones shakespearianas, que también tiene alguna.
El otro “pez gordo” de la interpretación es Dustin Hoffman, quien me da la impresión de no haberse involucrado de forma profunda en una película desde que hizo Rainman. Sí, está ahí, pero nunca recae el peso de la película sobre él, no es el que la levanta realmente.
La cuarta en discordia es Maggie Gyllenhaal, que a pasado de que Jake fuera su hermano, a ser la hermana de Jake, vamos, que su hermano pequeño está subiendo mucho más que ella.
Y hay un quinto personaje importante, Queen Latifah, que hace de secretaria/espía de la escritora y cuyo personaje responde al beatlemaníaco nombre de Penny (hay más referencias a ellos en la peli) y al paradigmático apellido de Escher.
En realidad se podría considerar que hay un sexto personaje importante: el reloj del protagonista.
La historia en sí no tiene muchas cosas destacables, pero es muy entretenida. Sabiendo el argumento esperaba que estuviera enfocada desde otro punto de vista. Está narrada de forma muy buena y creo que se le ha sacado todo el jugo posible, sin llegar a hacer una comedia de esas tontorronas, que es en lo peor que podía haber acabado, pero sin que tenga en ningún momento un excesivo punto de seriedad.
Como iba a ser así, si el protagonista se va al cine a ver El Sentido de la Vida, de los Monty Python, muy buena elección.
La ciudad en que se ambienta la película, es Chicago.
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