Una vez visto que Bauer sabe más que cualquier agente del gobierno, la UAT y el terrorista anteriormente conocido como el criminal más buscado, Assad, que hora resulta ser bueno, cooperan con él para salvar al mundo. Bueno, a los Estados Unidos, que viene a ser lo mismo. Esto no le gusta nada al agente Curtis, que no hace más que rechistar a Bauer y poner cara de malas pulgas, por lo que es previsible que se pasará al lado oscuro, o morirá.
En este punto, ya en el tercer episodio, parece ser que los chinos eran sólo una burda tapadera. Los malos siguen siendo los musulmanes (the mors, que diría Míster Ansar). Yo que pensaba que los chinos no se darían por vencidos y reaparecerían para montarla gracias a la información que se supone que habían recibido de parte del presidente. Ya se sabe lo que decía al final de la anterior temporada: “El Gobierno chino no olvida”. Pero, al menos por ahora, nada de nada.
El hilo argumental que incluye a la hermana del presidente, Sandra, todavía no se ha aclarado, pero seguro que tiene implicaciones importantes, algo pasará por ahí.
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