Dirección: Tom Shankland.
PaÃses: Reino Unido y USA. Año: 2007. Duración: 105 min.
Género: Thriller.
Interpretación: Stellan Skarsgård (Eddie Argo), Melissa George (Helen Westcott), Selma Blair (Jean Lerner), Ashley Walters (Daniel), Paul Kaye (Dr. Gelb), Tom Hardy (Pierre Jackson), John Sharian (Jack Corelli).
Guión: Clive Bradley.
Producción: Allan Niblo y James Richardson.
Música: David Julyan. FotografÃa: Morten Søborg.
Montaje: Tim Murrell.
Diseño de producción: Ashleigh Jeffers.
Vestuario: Maggie Donnelly.
Tras ver Seven, más allá de sus virtudes, podemos decir que esta pelÃcula creó un género propio, donde este ente seminal que nos ocupa y producciones periféricas, se dan la mano, más allá de sus malformaciones.
En WAZ, Eddie Argo, un policÃa pegado a un cigarro y su inocente compañera Helen, que recela de sus compañeros que dan el perfil de corruptos, deben ir tras la pista de un asesino, el cual deja en sus vÃctimas, escrito sobre su piel, la palabra WAZ.
No tardaremos demasiado en descubrir el pastel, e incluso podemos prever el final, el cual atesora un golpe de efecto que surte efecto, valga la redundancia.
Todo es oscuro y sórdido en este pelÃcula. Apenas vemos la luz del sol, salvo en momentos puntuales, como ese amanecer postrero. Más allá de los asesinatos, marcados por la crudeza: en el primer crimen, la vÃctima es una mujer embarazada, donde mueren tanto la madre como el niño que lleva en el vientre, más tarde el de un señor ahorcado, hay algo detrás que justifica todo esto, si es que es justificable la muerte de un ser humano.
Comienzan luego a arreciar las muertes. Algunos sobreviven, porque su asesino asà lo quiere, y se explicita la venganza, ese «ojo por ojo«, en el que el asesino trata de buscar algo de paz en el dolor ajeno, antes propio, lamiéndose asà sus heridas, pero decididamente cruzando la raya, una vez que da por buena, la teorÃa de que en la naturaleza no hay bondad, y cada uno busca su propio interés. ¿por qué ha de ser entonces diferente en el reinado humano?.
Hay momentos gore esperables en una producción como esta. Una puesta en escena tenebrosa y oscurantista, bien hilada y narrada, secundado con unas interpretaciones acertadas, en especial la del cariacontecido «Stellan Skarsgård» y la de Selma Blair, dejan en la retina el regusto amargo de un mal colocón.
Es el amor lo que mueve el mundo, oÃamos a menudo. Y debe ser cierto, dado que si alguna vez esto falla, habremos de dar el brazo a torcer, y reconocer como plausibles las teorÃas expuestas en Waz.