Dirección: David Slade.
Reparto: Josh Hartnett (Eben Oleson), Melissa George (Stella Oleson), Danny Huston (Marlow), Ben Foster (el extraño), Mark Boone Junior (Beau Brower), Mark Rendall (Jake Oleson), Manu Bennett (Billy Kitka), Megan Franich (Iris).
Guión: Steve Niles, Stuart Beattie y Brian Nelson; basado en la novela gráfica «30 días de noche» de Steve Niles y Ben Templesmith.
Producción: Sam Raimi y Rob Tapert.
Música: Brian Reitzell.
Fotografía: Jo Willems.
Montaje: Art Jones.
Diseño de producción: Paul Denham Austerberry.
Vestuario: Jane Holland.
USA 2007
En algún momento entre Las Vírgenes Suicidas y The Faculty, esto es, a finales de los 90, tuve la sensación de que Josh Hartnett llegaría a ser un gran actor. Una veintena de películas después, creo que voy abandonando la idea, ya que este chico no acaba de destacar, y a pesar de no elegir del todo mal sus películas (La Dalia Negra, Sin City), estas no acaban de ser exitosas y él mismo no llega a sorprendernos con sus interpretaciones.
Es lo más destacable en cuanto a nombres conocidos del reparto de esta película, donde le secundan otra serie de actores y actrices que tienen toda la pinta de seguir siendo eso, segundones y entre los que más de uno reconocerá el rostro de uno de los “moradores” de Matrix, el neozelandés Nathaniel Less, cuyo personaje era Mifune.
Sólo echo a alguien de menos en el reparto: a Marilyn Manson, a quien poco le hubieran tenido que cambiar de sus atuendos habituales para hacerle pasar por uno de los vampiros de la peli (alguna vampira también se me parece a Paz Padilla… ¡¡Terror!!).
Porque de eso trata la historia, de vampiros. Definitivamente prefiero el tipo de vampiro gótico de Anne Rice (los de Entrevista con el Vampiro) o los más “asequibles” de John Carpenter (Vampiros) o incluso los de diseño de Blade, y no estos seres inmundos y desagradables que aparecen aquí, pero supongo que de eso de trata, de que resulten repulsivos, y lo consiguen.
Además la sangre y las escenas truculentas abundan a lo largo de las casi 2 horas en las que los habitantes de un pequeño pueblo en el culo del mundo, concretamente en Alaska, donde el sol no sale en 30 días. Posiblemente me equivoque, pero no recuerdo que a los vampiros se les hubiera ocurrido esto antes, lo de irse a un lugar donde las noches sean largas, para así poder campar a sus anchas durante un mes entero.
En cualquier caso, los vampiros que aparecen en este pueblo tienen esa dualidad de seres racionales en cuanto a que piensan, en cierta medida razonan y tienen sentimientos, pero al mismo tiempo se comportan como seres salvajes, que se lanzan a por los humanos para devorarlos de una forma “poco vampírica” (¡¡¡Ay, si Drácula levantara la cabeza!!!) y cuyo devenir por la tierra en ese plan se antoja poco longevo, porque son bastante cafres y para nada discretos. Se juegan la extinción a casa paso que dan. Y un enorme, enorme fallo: no conseguir un jefe de los malos que tenga carisma. En general la película cojea mucho en cuanto a la presentación y motivaciones de los personajes se refiere, porque la historieta de amor/odio entre los 2 protas también se las trae por insulsa.
La película se sale un poco de las de su género, se va más hacia el terror gore, sin llegar a extremos y se sale de los tópicos, pero para mal. Una película no puede ser “fiel” a la vida real. Hay convencionalismos que hay que respetar, cosas que nos enteramos que ocurren en el día a día, no serían creíbles en una película y con los vampiros pasa lo mismo, hay unas reglas que hay que seguir y aunque aquí lo hagan a grandes rasgos, estos tipejos podían haberse cambiado por una manada de lobos y la cosa hubiera salido mejor. Aunque han intentado seguir la tradición vampírica, les ha faltado humanizarlos un poco más, para mi gusto, y les han quedado unos bichos con poco gancho.
Personalmente, además, tengo que decir que las películas en que los protas están todo el rato acosados y parece imposible que se salgan con la suya, aunque al final lo hagan, me ponen nervioso y no disfruto viendo la película. Lo peor de este caso es que no me caía bien ni el bando de los buenos, ni el de los malos, así que podía haber habido una explosión nuclear y barrer el pueblo del mapa con paisanos, vampiros y todo lo demás y me hubiera quedado tan campante.
No creo que la película vuelva locos a los amantes de los vampiros, ni a los aficionados al género de terror, ni al gore, ni al cómic (sí, se basa en una novela gráfica)… se queda a medio camino de todo, con lo cual no llega a cubrir nada.
En la producción está Sam Raimi, que en un principio iba a dirigir pero no se debió ver con fuerzas y se quedó como productor únicamente. Podía haber metido un poco más la mano, porque la peli hubiera salido más a flote. En lugar de eso, el testigo de la dirección lo cogió David Slade, quien hace 2 años ya mostró sus dotes para dejar las cosas a medias con Hard Candy, película que sin embargo nos descubrió a una pequeña gran actriz que este año ha acabado por despuntar con su nominación al Oscar por Juno, me refiero a la joven Ellen Page y sólo por eso, se lo perdonaremos a Slade y esperemos a ver si su carrera como director despega con su próximo trabajo.
Enlace | Crítica anterior en cuak
Web Oficial | Español | Inglés | IMDB