Empezaré por el final, como hace la película de la que hablamos.
Salir del cine de ver Bohemian Rhapsody, llegar al coche y que según enciendes la radio esté sonando Queen es algo mágico. Y más cuando la canción que suena es precisamente «A kind of magic«. Algo mágico, es la mejor definición.
Bohemian Rhapsody además tiene la peculiaridad de dejarte en la cabeza las canciones de Queen sonando una y otra vez. Y que nadie se extrañe si estos días me ve por algún rincón haciendo uno de los estrambóticos y particulares gestos de Freddy Mercury, porque la interpretación mimética de Rami Malek lo propicia.
Y ya que ha salido el tema, empecemos por la interpretación de Rami Malek, he de decir que lo veo con medio Oscar en el bolsillo. Sabiendo lo que a los académicos les gusta lo que yo veo como imitaciones, los va a tener a todos dando palmas de contentos, porque está a la altura de lo que se espera. A Freddy Mercury, como personaje moderno que es y en el top de los artistas de toda historia, lo hemos visto hasta la saciedad y en todas las circunstancias, por lo que he de reconocer que se me ha hecho un poco difícil dejar de ver en cada escena más al actor que lo interpreta que al personaje en si, pero su capacidad para meterse en la piel del genial cantante es para elogiar.
Pero volvamos a la película. El inicio es la salida al escenario de Freddy Mercury en la mítica actuación de la banda en Julio de 1985 en el Estadio de Wembley, en el concierto contra el hambre en África, Live Aid. Esta actuación fue considerada como el mejor concierto de toda la historia en diversas encuestas y aunque depende de las fuentes que tomemos, en cualquier caso, esos escasos 20 minutos ante un Wembley repleto hasta la bandera es por méritos propios uno de los momentos artísticos más relevantes de esa década de los 80 que culturamente es como decir de toda la historia. No os preocupéis, y creo que rompo la magia, pero el concierto prácticamente calcado es la escena con la que termina la película. Y para que lo podáis comparar con el original, aquí tenéis el vídeo, incluyendo los cómicos que presentaron a Queen y que se oyen desde el backstage en la película.
La película cuenta la historia, aventuras y desventuras de la banda, desde sus inicios hasta ese momento del concierto, con Mercury todavía no enfermo de SIDA, a pesar de los que se dice en la película, pero con esa contagiosa energía de la siempre había hecho gala. Es una de la pequeñas licencias que se toman, todas ellas supervisadas y con el visto bueno de los miembros de la banda que aún están en activo. Y lo cierto es que cuenta las cosas con muy buen gusto, sin detenerse en las partes oscuras, que las hubo y aparecen, pero como pasando por ellas de puntillas, lo que no es tan habitual en otras producciones.
Donde sí se detiene, y es de agradecer, en el proceso de creación y grabación de las canciones, esas ideas que se acabaron convirtiendo en auténticas obras de arte, himnos cantados por millones de personas a lo largo del mundo sin importar sus idiomas o cultura. El proceso de creación artística es algo que siempre llama la atención y verlo es increíble en muchas ocasiones. Más si en algún momento has intentado saca adelante cualquier tipo de creación artística y te has visto en algunos de los más habituales puntos, un bloqueo, ese síndrome de la página en blanco y ese indescriptible momento en que te vienen a visitar las musas.
La película es para verla y disfrutarla y su estilo documental la hace amena y le aporta un excelente ritmo. Puede haber cosas que no sean reales, que se hayan dejado otras… creo que poco importar. La fuerza que tiene Bohemian Rhapsody es para verla relajadamente y como digo, disfrutar de ella.
Además creo que la historia viene con moraleja y es doble. Por un lado luchar por ser como quieres ser, como hizo Freddy Mercury durante su vida, a pesar de sus particularidades. Por otro, que ojo con quien te rodeas. Se dice que somos la media de las 5 personas más cercanas, con las que más tiempo compartimos. Así vemos como Freddy Mercury mientras es con sus compañeros de la banda con los que tiene más afinidad, le van las cosas de maravilla, las canciones compuestas por unos o por otros fluyen y la banda consigue sus grandes éxitos. Cuando empieza a distanciarse de ellos, todo el arte se esfuma y las malas compañías le llevan al mal camino y a echar a perder su vida, por fortuna hasta límites salvables, pues la banda acabó volviéndose a reunir y todavía cuajarían algunos grandes discos más y varias canciones de las que aunque no aparezcan en la película, todos conocemos.
En la historia que se cuenta sobre Queen en esta película, entre los personajes, como buen cuento, hay un hada madrina para Freddy Mercury, que es el gran amor de su vida, Mary Austin (Lucy Boynton). La historia es fiel a la realidad en este sentido, la relación entre ambos, muy de película romántica, fue como se ve aquí reflejada. También está el malo, Paul Prenter (Allen Leech), aunque aquí la realidad, sabiendo que May y Rogers están en la producción, no creo que fuera para tanto, pero también se puede decir que es fiel a los hechos. Y por cierto, el personaje de Brian May, interpretado por Gwilym Lee, está clavado. Es sin duda el que más se parece al guitarrista en la realidad.
Por terminar contaremos también los avatares que ha tenido esta película hasta lograr, después de muchos años, salir a la luz. El actor protagonista era un amargo caramelo. Por un lado cualquier actor lo hubiera deseado, pero por otro dada su gran personalidad, era muy complicado acertar y actuar correctamente.
A esto se le suma, como hemos dicho, que los dos componentes actuales de Queen, el guitarrista Brian May y el batería Roger Taylor, son productores de la película y tenían voz y voto en la producción, tenían que dar el visto bueno. De hecho, el actor con el que se empezó a sacar adelante el proyecto incial, Sacha Baron Cohen acabó, no se sabe bien si despedido o renunciando, pero desde luego en desacuerdo con ellos. La causa principal fue el argumento inicial de la película, que se centraba más en el grupo que en el propio Mercury y en la historia llegaba a tratarse su muerte y las visicitudes del grupo para salir adelante después de ello. Sin duda más lacrimógeno y posiblemente con menor interés, pero es lo que pasa cuando los miembros de la banda son los productores. Y por cierto, entre los productores también está Robert De Niro. Por fortuna la historia que se ha contado ha cambiado desde aquellas ideas iniciales.
También con el director hubo problemas. El designado finalmente fue Brian Singer, director que no necesita credenciales y que ha hecho un gran trabajo, a pesar de no haber terminado él la película porque al parecer, sus ausencias y desplantes acabaron por desquiciar a los productores que lo echaron. Aún así, es el director que firma la película dado que la gran parte del metraje fue rodado por él y se le ha considerado con derechos para ello. Habrá que ver si llega a ser nominado al Oscar, como sudará más de uno a la espera de que gane o no.