Película: Capitán Phillips. Título original: Captain Phillips. Dirección: Paul Greengrass. País: USA. Año: 2013. Duración: 134 min. Género: Drama, thriller, acción. Interpretación: Tom Hanks (capitán Richard Phillips), Barkhard Abdi (Muse), Catherine Keener (Andrea Phillips), Max Martini (comandante SEAL), Chris Mulkey (John Cronan), Yul Vazquez (capitán Frank Castellano), David Warshofsky (Mike Perry), Corey Johnson (Ken Quinn). Guion: Bill Ray; basado en el libro “El deber de un capitán: piratas somalíes, SEALS de la marina y días peligrosos en el mar”, de Richard Phillips y Stephan Talty. Producción: Scott Rudin, Dana Brunetti y Michael De Luca. Música: Henry Jackman. Fotografía: Barry Ackroyd. Montaje: Christopher Rouse. Vestuario: Mark Bridges. Diseño de producción: Paul Kirby. Vestuario: Mark Bridged
Los españoles también hemos sufrido el secuestro de barcos de pescadores, como el atunero Alakrana, que fueron a faenar en aguas somalíes o próximas al cuerno de Africa. Aquí los secuestrados son unos americanos, comandados por el capitán Phillips.
Phillips se despide de su mujer Andrea y se embarca para realizar el trayecto encomendado en el cargero Mærsk Alabama en abril de 2009. Ya a bordo, lee unos correos electrónicos donde les avisan de los secuestros que se están llevando a cabo en las aguas que ellos van a surcar. Phillips y los suyos entienden que no se trata de una ruta segura, y que existe cierto riesgo. Lo que resulta impresionante es ver como un puñado de piratas a bordo de un esquife: cuatro tablas y un motor, son capaces de abordar con una escalera forjada el día anterior sobre otro barco, un cargero que es 30 veces más grande.
A bordo del Maersk la tripulación no lleva armas, sólo disponen de bengalas y el agua a presión de las mangueras, como medios de defensa. Así que cuando ven a los piratas, con las armas automáticas en ristre, lo mejor que pueden hacer es desaparecer, esconderse en las entrañas del barco, en la sala de máquinas y dejar que pase el temporal.
Phillips, al contrario que Schettino (sí, el del Concordia que fue el primero en darse el piro cuando las cosas comenzaron a ponerse chungas), es un capitán responsable, y entiende que su deber es dar la cara y hacer frente a los secuestradores. Así que haciendo uso de su inteligencia y de su sangre fría, logrará entretener a los secuestradores, marearlos, ganar tiempo, y finalmente librar a la tripulación de la presencia de los mismos. A cambio, se llevan a Phillips, secuestrado.
La película me resulta interesante en su primera hora, pero muy larga y tediosa la hora y cuarto restante. El director del film, Paul Greengrass está curtido en películas donde hay un ritmo trepidante (Bourne, Green Zone o United 93, con la cual guarda muchas similitudes pues transcurre también en un recinto cerrado y opresivo), pero aquí creo que la sustancia narrativa se le va bastante de las manos y el último tramo del film no puede ser más reiterativo y cansino, a fuer de forzar el climax, de incrementar la intensidad y la angustia en el espectador, creo que supera un punto de no retorno, que lo que logra es lo contrario del objetivo pretendido, y más que angustiar, a mí, al menos me acaba aburriendo, abrumado por el despliegue militar de los americanos en pos de la liberación de Phillips. Lo cual una vez vista la película, parece que se debió más a la forma de ser de Phillips, a su inteligencia, y paciencia, que a otros factores, porque poco lo faltó para que los secuestradores en más de una ocasión le dieran pasaporte. como cuando deja el bote tratando de huir y lo tirotean.
Tom Hanks, es el protagonista casi absoluto del film, secundado por el magnífico actor Barkhad Abdi . No descubro nada nuevo si digo que es un buen actor, que papeles como este, se le adaptan como anillo al dedo, y que es lo más valioso de este espectacular film. He echado de menos algo más introspectivo, menos artificio y más diálogo, menos despliegue bélico y más razones y causas acerca de lo que les lleva a ciertos pescadores a dedicarse al pirateo, ya que son asuntos que se tratan, pero de una manera muy superficial. A fin de cuentas la película depara un entreteniento epidérmico, una tragedia bien escenificada, que hará las delicias de los americanos, sabedores de su capacidad para resolver problemas, dejando a los somalíes en el papel de unos muertos de hambre, famélicos, parecidos a unas bestias hambrientas, que son objetivos fácilmente abatibles.