CARGO 200. Rusia (Gruz 200). 2007. Dirección y guión: Aleksei Balabánov. Fotografía: Aleksandr Simonov. Montaje: Tatiana Kuzmychiova. Productores: Sergei Selyanov, Maksim Ukhanov. Sonido: Mihail Nikolaev. 89 minutos.
Cargo 200 (2007) es la primera película de Alekséi Balabánov (1959-2013) que traemos a este rincón cinéfilo. Una de las trece del autor disponible en la plataforma Filmin. Ambientada en la Unión Soviética en 1984, el régimen acusa la fatiga de la invasión de Afganistán. Los soldados que mueren en esa guerra regresan en ataúdes y el régimen los califica bajo el nombre de “Cargo 200”.
La historia, basada en hechos reales, es mínima: un joven deja a su novia en casa, dado que al día siguiente han de madrugar para ir a una dacha, y se va de fiesta, flirtea con la amiga de su novia, la monta en un coche y se dirigen a un pueblo con tres casas con la idea de conseguir alcohol. Allí la historia se tuerce y de forma un tanto rebuscada y ultraviolenta los jóvenes son retenidos, un hombre se convierte en secuestrador, otro muere, otro es detenido, una mujer busca venganza y uno de esos soldados muertos, entrará en escena, encamado y putrefacto, conformando un bodegón horripilante, en una película muy bestia, en la que todo resulta sórdido, feo, hostil, delirante, ya sea en el campo o en la ciudad, con las imágenes de chimeneas vomitando su humo blanco a un cielo gris. Personajes violentos, parcos en palabras, que se maman hasta quedar inconscientes o se embriagaban frente a la siempreencendida, como esa mujer ajena al horror que mora en su propio domicilio.
El único momento en el que los personajes salen de su mutismo y hacen otra cosa que bailar, o beber es cuando hablan de cosas elevadas, como hacen un profesor universitario de ateísmo científico y un destilador de vodka -en la dacha en la que se sucederán los acontecimientos determinantes en la historia- en la discusión acerca de la existencia de Dios y del alma. Para el destilador, que pisó la trena, necesita la posibilidad del perdón, la redención que solo Dios puede ofrecerle.