El Cine es Arte y el Arte es Contar Historias

No soy dado a filosofar sobre el cine o el arte en esta web, pero en estos Tiempos Extraños en los que vivimos, me ha dado por hacerlo. Y esta vez quiero hablar del Cine como Arte y del Arte, como Arte, que a veces es incomprendido por no ser bien interpretado, no por hacerse mal. Por propia definición el arte no puede tratarse como malo, dada su subjetividad: «Manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros«. Pero sí puede ser incomprendido, por esa misma subjetividad y porque como la definición dice, es una interpretación.

Al Cine se le suele denominar el séptimo arte. De los recursos que se dicen del arte en su definición el cine cumple los 3: plásticos, lingüísticos y sonoros, por lo que es un arte muy completo, pero no más o menos arte que otros.

Pero vamos a lo que quiero hablar. Aparte de clasificaciones y tipos de arte, considero que una obra de arte, sea del tipo que sea, ha de cumplir 2 cosas. Una, por parte del artista, que es contar una historia. Quien dice una historia dice un suceso, una idea, en definitiva, transmitir algo que el artista quiere contar. La otra, más difícil y que no depende del artista, es conseguir el interés del espectador. Vamos a ver ambos aspectos.

Transmitir por parte del artista

Como decía en la introducción, cualquier obra de arte ha de transmitir algo, que en su forma más absoluta sería contar una historia . Hay artistas en potencia, que quieren serlo, pero se pierden en obras en las que no dejan claro lo que quieren contar. Esa es la primera cosa que deberíamos tener en mente a la hora de escribir, rodar, pintar, esculpir… esa será la base de la obra de arte y que hará que tenga o no «alma». El cuerpo, que será lo visible, siempre lo va a tener pero el alma es más difícil de conseguir transmitirla, que será el segundo punto.

Freddy mercury

Para dar fuerza a una obra de arte hay que querer contar algo, saber lo que queremos contar y plasmarlo en la obra. A veces solo está en la mente del artista y él mismo no quiere explicar su significado real, aunque sabemos o intuimos que lo tiene. Me viene a la cabeza la Bohemian Rhapsody de Freddy Mercury. Nunca quiso explicar el significado de su intrincada letra. Si la leemos con calma y sabemos los momentos de cambio por los que pasaba su vida cuando la compuso nos puede parecer (a mi al menos) bastante obvia su segunda lectura, pero aunque no lo podamos matizar por la parte de su creador, sabemos que hay algo detrás y es lo que le da la fuerza.

Lo que un autor quiere contar forma parte de la mente de la artista y de su concepción de la obra. Es importante saber interpretarlo y conocer algo más para entender la obra, pero es la parte que a veces el público «nos perdemos» o no llegamos a entender, en parte por desconocimiento del artista, por no habernos documentado sobre la obra en concreto, sobre las circunstancias de su creación, de la época, de la vida del artista en el momento de crearla. Pero hacer eso no siempre es posible y una obra no viene con «manual de instrucciones» por lo que después quedará la segunda parte, de entendimiento, para lo que a veces el espectador ha de esforzarse y «vivir» el arte.

El Efecto WOW

Os confesaré que mi otra gran pasión en el mundo del arte es la fotografía. Es este ámbito hay algo que se conoce como el Efecto WOW. Es algo así como el Guau que decimos en español cuando algo nos gusta mucho. Se da en fotografías que de inicio son muy espectaculares, pero que después se queda en eso, no van más allá y suele ser porque no hay una historia detrás, no cuentan nada. Bonitas, pero sin «alma» como decíamos antes. Sí, señoras y señores, las fotografías también cuentan historias, no son solo un reflejo de la realidad como muchos creen. De hecho la realidad ni siquiera es como la vemos en las fotografías. Las fotografías no tienen tiempo, solo tienen 2 dimensiones, hay una parte que rodea al encuadre que no vemos, juegan con la luz y las sombras y así podríamos dar muchos aspectos en los que difieren de la realidad. Pero aún así cuentan una historia.

El meandro perfecto de un río que hace un giro de 360º

A lo que vamos. Este Efecto WOW es algo que se ve muy a menudo y si os fijáis a partir de ahora lo veréis muy claramente. Me está pasando mucho con fotografías de meandros de ríos. Estoy harto de ver el mismo (o parecido) meandro que da un giro de 360 grados para volver el río por la misma orientación por la que venido. La foto está hecha desde la parte más pronunciada y externa de la curva, tomada desde una buena altura y la precisión de la naturaleza para crear elementos bellos se ve en toda su fuerza. Además los colores son vivos y están resaltados. Los verdes, los ocres tienen una fuerza inusitada. Parece que le hayan metido un poco de HDR, el contraste se nota. El autor habrá madrugado para conseguir que el sol esté en el lugar perfecto. Se habrá pasado horas subiendo a un monte llevando un pesado equipo, habrá pasado primero frío, luego calor, se habrá pasado horas de revelado y retocando la imagen, le habrá costado todo ello mucho trabajo y dedicación, esto es indudable… y habrá conseguido esa foto espectacular que pretendía… y que es la misma que ese día han publicado otros 100 artistas en esa red social. Espectacular, preciosa, técnicamente perfecta y que es el orgullo de su autor. Conseguirá cientos de likes. Pero pasará desapercibida en unos días porque habrá ya otras tantas subidas. Ese efecto WOW dura unos días, pero se pierde en el infinito de obras similares y que no aportan nada nuevo. Buena foto pero pobre historia.

Entender un obra de arte

Las disciplinas artísticas, no considero que sean solo hacer algo y sentarse al que el mundo entienda su sentido. Hay que conseguir que las entiendan, o al menos que las interpreten en el sentido que el artista quiere, y que además consigan su interés para que esa obra de arte tenga algún valor como tal. Eso compete sobre todo al espectador, pero por parte del artista hay que poner los medios y las herramientas para facilitar las cosas, o encauzar al menos al espectador. La obra ha de llevar al espectador hacia donde queremos y usar tácticas para ello, no al revés, llevarlo hacia otro sitio o no llevarle hacia ningún lugar.

En cualquier disciplina, cuanto más se acerque al realismo o más cercana a la realidad es la obra, parece más fácil para el espectador comprenderla. El cine social hace llegar su mensaje fácilmente, el foto periodismo es más fácil de entender, las novelas históricas nos cuentan hechos fáciles de asimilar… cuanto más se aleje de la realidad, más difícil nos resultará entender una obra, como pasa con el surrealismo en cualquier faceta, el arte abstracto,…

Por hacer hincapié en el cine, hay directores de «cine social» como Ken Loach cuyo mensaje es fácil de captar, nos refleja una sociedad más cercana o lejana a nosotros, pero muy real y con personajes con los de una forma u otra nos podemos identificar o no estar de acuerdo. Te gustará más o menos pero se entiende. Otros directores, como David Lynch, reflejan en el cine una realidad muy diferente a la que vivimos día a día y hay acciones, escenas oníricas o desarrollos intrincados en los que es fácil perderse y no se entienden. No están explicados como se nos explican las cosas en los colegios.

En la pintura también sucede. Por ejemplo con los autores clásicos y sus retratos realísticos, aunque sea de mitos, en comparación con artistas abstractos, cubistas, surrealistas,… interpretar a Velázquez es más para el gran público que hacerlo con Dalí.

Puede parecer que en el cine/televisión sea más fácil contar una historia porque tienen muchos más recursos narrativos audiovisuales como veíamos en la definición y es más similar a la realidad: imágenes en tiempo real, sonido, se puede incluir voz en off…. La literatura, aunque no dispone de imagen también es más directa porque una buena descripción aclara muchas ideas. En el cómic, nos adentraríamos en una zona mixta entre película/novela/pintura con muchos recursos también a su alcance.

Cuando nos vamos a la fotografía, al ser una imagen de la realidad (aunque la realidad congelada de las fotografías no se parece en nada a la realidad que vivimos) a veces es más fácil quedarse en lo que se ve, que en lo que se cuenta y cuando «te explican» una fotografía puede abrirse ante ti un nuevo mucho.

Y aquí quería llegar. A interpretar y entender una obra de arte.

Interpretar una obra de arte: experiencias personales

Os voy a contar algunas experiencias propias con el arte que dan cuenta de lo que significa interpretar una obra de arte o que una obra te llegue a transmitir algo.

Museo Würth La Rioja

En La Rioja tenemos la suerte de contar con un par de museos singulares (y privados). Uno es El Museo del Vino, en Briones. Merece la pena verlo, porque en él todo gira en torno al vino, algo que empapa, nunca mejor dicho, esta tierra. Pero hoy voy a hablaros de otro gran museo, el museo Würth, que se encuentra en el Polígono de El Sequero, en Agoncillo, a tan solo 15 minutos de Logroño y a la vista desde la Nacional 232 si pasáis por ella.

En este museo preparan talleres artísticos en los que en función de la exposición en curso se hacen diferentes trabajos. Hacen grupos para que los asistentes expresen de forma artística variada lo que representa para ellos el mismo concepto que rige la exposición.

Una de estas exposiciones era sobre El Bosque. Recuerdo que un familiar me dijo que había estado viéndola y que no le había gustado nada. No la había entendido. Sin embargo yo no solamente la vi, me sumergí en ella con el taller que hicimos y mi visión fue muy diferente.

Recuerdo que lo primero que nos pidieron hacer en el taller fue pintar un bosque. Teníamos cartulinas y todo tipo de pinturas y colores y cada uno pintamos un bosque según nos pareció. Firmamos nuestras obras, las pegamos en una pared del aula y salimos a ver la exposición. Verla entera, con la guía explicándola, no era posible, demasiado tiempo. Pero vimos unas cuantas obras representativas de ella y nos explicaron quien era el artista, sus circunstancias, qué había querido plasmar, cómo era ese bosque y en definitiva qué contaba cada uno de esos cuadros, esculturas, performances, etc. que estábamos viendo.

Cuando volvimos al aula y vimos los bosques que habíamos dibujado, eran muy diferentes a nuestra vista de lo que eran cuando los habíamos pintado. En ellos imperaba el orden, el color variado y vivo en la mayoría. Eran muy deferentes de cómo percibíamos los bosques ahora, después de ver y entender los que habían creado artistas muy diferentes en obras muy dispares. Bosques verdes o quemados. Bosques salvajes u ordinarios, sombríos o luminosos. en primavera y llenos de vina, o en caducos otoño.

La siguiente actividad fue volver a pintar un nuevo bosque. Esta vez sí había mucha más variedad de aspectos, coloridos y puntos de vista. Mucha más riqueza visual y artística, por así decirlo. Los colgamos en la pared enfrente de nuestras iniciales obras y unimos con cuerdas los bosques de una y otra pared de cada uno de nosotros. Así pudimos ver cómo había cambiado la visión del bosque antes y después del sock artístico de ver y entender la exposición en cada uno de nosotros.

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De esta forma se puede hacer arte con más contenido: empapándote de más arte, teniendo fundamentos para contar algo y sabiendo expresar aspectos que luego puedan ser al menos interpretados.

Esto pasa con todo, para ser un buen cineasta hay que ver mucho cine, para ser un buen escritor hay que leer mucho, para ser un buen fotógrafo hay que conocer a los grandes fotógrafos y su obra, para ser músico escuchar muchos músicos. Vale, no es imprescindible y hay mucho supuesto superdotado autodidacta, pero esto ayuda.

Tate Modern London

Hace también muy pocos meses tuve otra iluminación artística en mi visita al Tate Modern de Londres. De las 3 personas con las que iba una ni entró, se quedó fuera, otra llegó al primer piso y se volvió y yo, aunque ya había estado más veces, me recorrí todas las salas.

En una de ellas es donde tuve la revelación. Pongámonos en antecedentes. No se si conocéis al autor Mark Rothko. Sus obras son bandas del mismo color, la mayor parte en horizontal. Llevaba años en mi trabajo viendo uno de sus cuadros colgados en la pared. El título no lo recuerdo exactamente pero era muy ilustrativo, no sé si era ese en concreto pero algo así como: red, black, orange & pink on Yellow. Creo que era ese, porque está en el Tate aunque por algún motivo han quitado su imagen de la web. Me parecía un cuadro horrible, sin sentido y sin que me aportara nada viéndolo día tras día. Su simple visión cuando apartaba la vista de mis monitores era un suplicio, no le encontraba sentido.

Pero he aquí que aquel día, entré en una sala del Tate y en ella, en una enorme pared, estaba el cuadro de Rothko y a su lado, del mismo tamaño y con las mismas tonalidades suaves, uno de los cuadros de nenúfares de Monet. Y se hizo la magia. Comprendí el cuadro, su valía, su historia detrás de las bandas de color que «veía» cuando no lo «interpretaba». La inspiración obtenida por Rothko del cuadro de Monet se hizo evidente y las bandas de color cobraron sentido.

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Lo cierto es que hasta ese momento no me había preocupado de conocer la vida y obra de Rothko, su espiritualidad, que quería transmitir en sus obras y como llevaba a ellas la abstracción de las emociones a través del color. Él sabia de la futilidad de su obra: «Un cuadro vive en función de quien lo acompañe: se ensancha y crece ante los ojos del espectador sensible, pero muere de la misma manera«.

Y es que el hecho de que comprendas un cuadro, lo asimiles y lo interpretes, sea a la manera en que el artista pretendía o a la tuya propia y diferente, no quiere decir que te vaya a gustar ni recordar siempre, pero has cumplido con recibir la historia que el artista quería o al menos con llevarte algo gracia a esa obra.

Jackson Pollock en el Tate

Lo cierto en que en aquella visita al Tate de Londres en que me encontré con Rothko pretendía reencontrarme con Pollock. Fue en una de sus salas también, pero muchos años antes cuando me encontré con un enorme cuadro de Jackson Pollock. En aquella ocasión sí conocía su obra y las circunstancias del autor, ya que había visto la excelente interpretación (y dirección) de Ed Harris en la película Pollock, La vida de un creador, que le sirvió para ser nominado al Oscar en el 2000. Año en que por cierto se nominó a Bardem por interpretar de forma soberbia a otro artista incomprendido, Reinaldo Arenas, en Antes de que anochezca. Dos películas con mucha historia que contar para entender la obra de sus protagonistas.

En aquella ocasión sí que recuerdo quedarme mirando el cuadro y saber apreciar en cada línea la locura que pasaba por la mente de su autor y ver la obra en una dimensión muy diferente a la de una persona ajena a su atormentada vida vería.

Como curiosidad, en esa última visita, no estaba ningún Pollock expuesto, que lo busqué.

Exposición de Monet

Pero lo que si vi también en la National Gallery de Londres fue una exposición temporal de Monet. En el caso de Monet su obra se trataba en su mayor parte de paisajes, algo más natural a nuestros ojos y que nos puede parecer más sencillo de interpretar.

En esa visita no fue un experto en arte o un guía quien me explicó los cuadros, pero sí use una audioguía que iba explicando las obras y la vida del autor. Algo muy recomendable y que la tecnología nos ha permitido como buen sustituto de los guías humanos.

Los cuadros estaban dispuestos en orden cronológico y en aquella ocasión aprendí que los momentos en los que un autor crea un cuadro están también representando como el artista ve el mundo. En los últimos cuadros de la exposición, pintados cuando a Monet las cataratas le nublaban la vista, se apreciaba que en esas obras también se difuminaba el color y esas paletas anteriormente tan vistosas se iban volviendo más tenues. Todo cuenta a la hora de ver una obra y tiene peso en su interpretación.

El momento del espectador

Pero claro, conocer más a un autor o ver una obra con un estado de ánimo diferente puede hacer que veamos la obra con otros ojos y la interpretemos de diferente manera. Sobre esto el artista no tiene control y casi yo diría que no lo tenemos ni nosotros mismos como espectadores.

En el cine disfrutando de una peli

Lo que más pesa a la hora de apreciar el arte es el momento vital del espectador. Y estoy seguro que os habéis visto en una de estas:

  • Película que te gustó muchísimo cuando la viste por primera vez. La vuelves a ver y es una caca.
  • Libro que te leíste hace un montón de años: tostón. Le das una segunda oportunidad cuando lo ves en la estantería de tu casa y te enganchas.
  • Canción que has oído mil veces y ni fu ni fa. Te explican «de qué va» y le encuentras un nuevo y atractivo sentido.
  • Cuadro, película, canción o libro que has visto/leído/escuchado en bucle. Se la recomiendas con todo tu entusiasmo a alguien. Al día siguiente le preguntas qué tal y su gesto mohíno hace que te desmorones.
  • Todos están hablando de la nueva serie que hace furor y que les ha encantado. Permaneces en la clandestinidad para que no te pregunten tu opinión porque te ha parecido una bazofia.
  • Canción que te raya cuando la oyes porque la ponen a todas horas en todos los sitios. En un momento vives un «momento mágico» mientras la estás escuchando y nunca vuelve a ser la misma.

Y así podríamos seguir con muchos más ejemplos. A lo que quiero llegar es que personas que comparten muchas cosas y que tienen gustos similares o tu propio yo dependiendo del momento ante la misma obra pueden tener reacciones muy diferentes. Y ahí entra la teoría del caos. No es que no se pueda predecir el comportamiento, es que hay tantas variables que es imposible conocerlas todas para determinar la reacción.

Películas que no aguantan un segundo visionado

Y por volver al cine, creo que a mi es donde más veces me ha pasado lo de ver una película una segunda vez y caérseme el alma a los pies. Algunos ejemplos:

  • Superman: la de 1978. La vería siendo muy joven y con «ojos ochenteros». La intenté ver de nuevo hace poco con mis hijos y ni los efectos especiales eran tan espectaculares. ¡Ni el puñetero Superman se echaba a volar! Le costó un buen rato empezar a hacerlo. Las generaciones actuales no tienen ese aguante. Así el nuevo Superman de 2025 empieza la historia ya a tope. Nuevos espectadores, nuevas formas de contar las historias.
  • La máscara: nos juntamos unos cuantos amigos para verla en el cine. Llenazo absoluto. La vimos en primera fila, todos riéndonos a carcajada limpia. Unos años después, pocos, pude volver a reunir a casi todos/as los que estábamos aquel día. Recuerdo perfectamente que fue en mi casa. El salón lleno. No acabamos de verla. Vergüenza ajena.
  • El sexto sentido: Shyamalan ya sabéis que no es santo de mi devoción y no es que la primera vez me gustara, pero es que la segunda, sabiendo además «el giro» no tiene ningún aliciente. Es como ver crecer una planta.
  • Hay otras películas con las que sé que me pasará algo parecido, como las que tienen ritmo lento, que verlas en el cine te da una magia que el salón de tu casa no tiene. Por eso no he querido volver a ver High Art o Las vírgenes suicidas, por citar alguna.

Obras de Arte

Si solo fabricas un vaso, deberá tener la utilidad para el que esté diseñado: contener líquidos (no le pongas agujeros), contener líquidos calientes (ponle un asa), mantener el calor (utiliza materiales herméticos), etc. Podrá ser mejor, peor, ajustarse más a una necesidad o a otra, o resultar mejorable. Pero solo hará falta que cumpla su función.

Si quiero convertir ese vaso en una obra de arte, deberá contar una historia, transmitir algo que sea más que su utilidad como vaso. No es algo sencillo, pero debería en primer lugar saber qué quiero transmitir.

Ejemplo. Elemento: vaso. Arte: fotografía. Historia: el dolor de la guerra. Foto: un niño en un campo de refugiados bebiendo en un vaso roto. Ese vaso es el que centra la fotografía y ese aspecto roto nos da la idea del estado de la gente refugiada.

Otro ejemplo de lo que nos ocupa más en este blog, el cine. Hay películas que giran en torno a un objeto. Una de las más conocidas y que todos habréis (debéis) haber visto es Pulp Fiction y su famoso Maletín. En este caso el maletín deja de ser un elemento común para ser una obra de arte, algo que fundamenta y sobre la que gira la película. Y a pesar de eso no tiene realmente importancia real en la trama. Es un McGuffin, no sabemos lo que contiene, pero es super importante. Es otra forma de convertir elementos en esenciales. La historia que se nos cuenta es la del traslado del maletín, no la del maletín. A pesar de centrar la atención cada vez que aparece, no es relevante lo que tenga dentro, es relevante que es importante y que contiene algo. Punto.

Que algo interese o no depende de muchos factores: a quién le llega, cómo se ha transmitido esa idea o historia, incluso depende de momentos históricos de la sociedad y anímicos del receptor de la obra. Lo que ya hemos hablado de una película que os ha gustado mucho y en el segundo visionado descubrir que ha perdido el encanto que tenía. O al revés, una película (fotografía, novela, cuadro,…) a la que no teníais especial aprecio que en un momento posterior cobra un nuevo significado.

Ese es uno de los aspectos del arte también, la abstracción. Cuando las cosas no se cuentan de forma lineal y académica, sino con metáforas o dobles significados.

Precisamente, se me ocurrió este artículo oyendo una canción de Luis Eduardo Aute: Las Cuatro y Diez. Este autor estaba muy relacionado con el arte (recordar también la canción Cine, Cine) y llegó incluso a dirigir Un Perro Llamado Dolor, nominado al Goya . Su fallecimiento en 2020 supuso una pérdida muy grande para el arte, a nivel global (también pintaba y escribía poemas) de nuestro país.

Pero volviendo a Las Cuatro y Diez, nos cuenta una historia. Una conversación que podría ser muy superficial dadas las circunstancias nos relata toda una vida. Va más allá de los límites en los que está creada y nos lleva a imaginar muchas cosas más de las que dice de forma expresa.

Poner una obra en contexto

Después de todo esto de lo que hemos hablado, creo que poner en contexto una obra es algo importante. Como se aprecia una obra antes de ponerla en contexto es muy diferente a como se interpreta después, o simplemente como se interpreta o lo que sentimos al verla.

Un cuadro nos puede parecer simple, pero cuando descubrimos que ha sido pintado por Hitler, queremos ver en él una oscuridad que antes no se nos pasaba por la cabeza.

Una película nos puede parecer muy bien realizada, pero cuando descubrimos que detrás de ella estaba Harvey Weinstein quizás haya cosas que no nos parezcan tan buenas.

Una interpretación nos puede parecer desgarradora, pero cuando nos enteramos de la vida detrás del intérprete el corazón se nos puede encoger aún más.

Una escena graciosa, cuando sabemos que fue improvisada y que las risas no son fingidas nos parece aún más graciosa.

Esta es mi reflexión sobre el arte, con sus caminos de ida y vuelta que cada vez que cambiamos de equipaje, inician un nuevo viaje. Y cuando encontramos un nuevo mapa para interpretar la ruta, lo hace de nuevo.

Carlos Areces y el arte de la escultura

Y para acabar un vídeo reciente en el que el cómico, actor y cantante, artista pues, Carlos Areces habla de como dotar de arte un objeto, en este caso es escultura. No tiene desperdicio:

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