Dirección: Santiago A. Zannou.
Reparto: Juan Manuel Montilla “Langui” (Cuajo), Ovono Candela (Adolfo), Javier Iglesias “Gordo” (Chacho), Elio Toffana (Galleta), Fanny Gatibelza (Cristina), Juan Navarro (Marquitos), Alicia Orozco (madre de Cuajo), Mala Rodríguez.
Guión: Santiago A. Zannou e Iván Morales.
Producción: Luis de Val y Aitana de Val.
Música: Woulfrank Zannou.
Fotografía: Albert Pascual.
Montaje: Jaume Martí.
Dirección artística: Llorenç Miquel.
Vestuario: Ana Herce.
España 2008
Cine español del bueno. 3 Goyas de 3 nominaciones en la pasada entrega de premios, los más rimbombantes, para el actor revelación, dirección novel y canción original. Todos ellos merecidos y que nos pueden dar idea de lo esencial de la película: la frescura y el ritmo.
La frescura sin duda se la da la ambientación de barrio de la película, pero sobre todo el actor revelación galardonado, José Manuel Montilla, “langui”, que da una credibilidad al “Cuajo”, su personaje, más allá de la parálisis que padece. Sus ganas de vivir, de luchar y de ser como los demás pese a sus limitaciones se hacen contagiosas.
Junto a algunos de sus colegas del barrio vemos sus problemas familiares, con un hermano delincuente que se dedica a trapicheos varios, meterse en líos, pequeños robos y viviendo una vida sin rumbo. Sus problemas físicos, que le hacen tardar 2 horas en meterse en la ducha, no poder conducir el coche que se ha comprado o tener ciertos problemas para hacer otras muchas cosas, como relata en un momento de la película.
Cuajo vive para la música. Su sueño es montar un estudio de grabación, y gracias a lo que saca con pequeños trabajos y mucho esfuerzo y sacrificio, su sueño va tomando forma, pero la cruda realidad del barrio no hace más que darle bofetones en la cara, a veces de forma literal.
Aquí la droga no es medio, como los niñatos de Mentiras y Gordas, sino el fondo de la vida en el barrio, a donde a todos les lleva la corriente si no se dan cuenta de que están siendo arrastrados. Cuajo intenta nadar contra esa corriente y ya que para él es mucho más difícil, le molesta que los demás no lo intenten y se dejen llevar.
Una historia que se puede encuadrar dentro del realismo social que vemos en directores como Fernando León de Aranoa en España o Ken Loach en el Reino Unido, y que no tiene nada que envidiar a ninguno de ellos.
Lo que sí esperaba era más ambientación musical. La música que envuelve a la película es muy buena, pero ya que uno de los trasfondos es la creación del estudio de grabación, podía haber estado más metida en la acción, por buscarle un pero. El Langui canta en el grupo de hip-hop “La Excepción”.
También se le augura un buen futuro al director, Santiago Zannou, ya que este es un magnífico debut en la dirección del hispano-africano. Ya tenéis una buena película española para ver y algunos buenos artistas a los que seguir.
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