La chica desconocida (Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne)

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Título original: La Fille Inconnue
Año: 2016
Duración: 113 min.
País: Bélgica
Dirección: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne
Guion: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne
Fotografía: Alain Marcoen
Reparto: Adèle Haenel, Jérémie Renier, Olivier Bonnaud, Olivier Gourmet, Louka Minnella, Pierre Sumkay, Nadège Ouedraogo, Ben Hamidou, Thomas Doret, Fabrizio Rongione, Christelle Cornil

A menudo vemos como el único espíritu que alimenta ciertos comportamientos es la necesidad de venganza. En La chica desconocida, notabilísima película de 2016, de los hermanos Dardenne, lo que alimenta y motiva las acciones de la protagonista, Jenny, una joven doctora, es la necesidad de liberar su conciencia aclarando una muerte, la de una joven que llama a la puerta de su consulta cuando ya han echado el cierre, sin que nadie la abra, pues la médica por llevar la contraria al joven que está haciendo prácticas en su consulta, toma una decisión que se sabrá fatal, pues la policía le enterará de que la joven murió poco después de llamar al timbre de su consulta, donde el rostro de la joven queda inmortalizado en la cámara de la doctora instalada en la calle. Jenny es consciente de que no es la autora material del éxitus de la joven, pero se siente culpable, presa de remordimientos que la atormentan, enturbiando sus noches, y todo su empeño consiste en saber qué pasó, si su muerte atendió a un accidente o si fue asesinada; a su vez quiere localizar a algún familiar que reclame el cuerpo y reciba así digna sepultura. Este empeño de la doctora no le traerá más que problemas, pues a medida que empiecen sus pesquisas interrogando a sus pacientes, y al descubrir que la joven extranjera y menor de edad, ejercía la prostitución, comprobará cómo algunos de ellos se mueven entre el deseo de callar y la imperiosa necesidad de confesar, provocando reacciones violentas en sus interlocutores que no ven con buenos ojos que la doctora se entrometa en algo que debería dejar en manos de la policía. Ella pone tesón y buena fe y recibe los insultos y la agresión a su vehículo de unos chulos que no ven bien que la doctora vaya por ahí preguntando por los cibercafés, ve también cómo el hijo de un paciente se violenta con ella cuando le hace preguntas incómodas, cuya base no es verdadera pues otro de sus pacientes, un adolescente, mentirá para proteger a su padre. Todo se embrolla, en definitiva (espejo de una realidad compleja, nada fácil y mucho menos complaciente), y lo que registra a la perfección la cámara de los Dardenne es la zozobra de Jenny su necesidad de obrar bien, de redimirse. El reencuentro con el joven médico en prácticas le hará ver a su vez que cada cual atesora sus fantasmas familiares. La película evita cualquier discurso, cualquier subrayado, cualquier lección moral y muestra a las claras, las dificultades y trabas de toda clase que le suponen a alguien normal tratar de hacer el bien, implicarse en algo de lo que podría pasar olímpicamente. Ahí Jenny es un colosa, un heroína en la sombra, consumida en las arenas movedizas del día a día. ¿Me puede dar un abrazo? dice Jenny al final. Un abrazo que es tanto redención como aliento.

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