La habitación de Fermat crítica película

Dirección y guión: Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña.
Reparto: Federico Luppi (Fermat), Lluís Homar (Hilbert), Alejo Sauras (Galois), Elena Ballesteros (Oliva), Santi Millán (Pascal).
Producción ejecutiva: José María Irisarri y Manuel Monzón.
Música: Federico Jusid y Ale Martí.
Fotografía: Migue Amoedo.
Montaje: Jorge Macaya.
Dirección artística: Néstor Medeira.
Vestuario: Santos Sánchez.
España 2007

Tras verla a uno no se le queda cara de tonto, o más de la que tenía en un principio, y tampoco es que atesore nuevos conocimientos después de su visionado pero el entretenimiento está servido y deja claro que con ideas diáfanas y algo de imaginación se puede hacer una película interesante y comercial.

La habitación de Fermat es un juego mortal. Cinco personas son convocadas tras resolver un acertijo que les han planteado. La cosa tiene su morbo, porque una vez reunidos se les conduce a una casa abandonada en medio de ninguna parte donde se encuentra la dicha habitación, que casualmente poco a poco se va achicando. Si están allí es porque tendrán la posiblidad de resolver el mayor enigma jamás planteado.

Una vez se reúnen empieza la historia y el caso es que están allí encerrados y si quieren salir con vida deberán ir resolviendo los distintos enigmas que se les van planteando vía PDA. Cada uno de los allí congregados aportará su inteligencia o sapiencia en la resolución de los distintos acertijos, aunque la dificultad de los mismos difiera. Hará las delicias de los que tienen el culo pelado de preparar psicotécnicos para las oposiciones de grupo E y D.

En la nómina de actores, rostros conocidos como el de Alejo Sauras, Elena Ballesteros y Santi Millán, pero el que se lleva el gato al agua no es otro que Lluis Homar, un actor como la copa de un pino, que nos va ofreciendo un buen reguero de buenas interpretaciones tras deslumbrarme en La mala educación. Mentar también a Federico Luppi que tiene poca presencia en el film y que borda su papel de tío huraño y reconcentrado (con unos kilos de más y barriga cervecera, que dan fe de su capacidad camaleónica para ceñirse a los papeles).

El hecho de que casi todo transcurra en una habitación confiere a la historia grandes dosis de angustia, de encerramiento y claustrofobia, y esto permitirá su adaptación teatral. En cuanto a las interpretaciones, cada uno asume su papel, sin que haya lucimientos. El guión está bien hilado y se nos va dando información con cuentagotas, ligando las existenicas de los allí presentes, dando explicaciones que justificarán sus acciones.

Nos queda una película entretenida, bien narrada y resuelta, que siguiendo el modelo de otras americanadas, con gente encerrada en algún paraje, ya sea una habitación, una cueva o un cubo, deben hacer uso ya sea de su físico o de su inteligencia si quieren preservar ese atávico deseo de supervivencia a toda costa (aunque ésta esté chapoteada o encementada hasta la suciedad).

Otra Opinión en Cuak | La Habitación de Fermat

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