TenÃa preparado desde la semana pasada esta entrada que ahora estáis leyendo. Lo vi en Microsiervos, blog de referencia y habla sobre «la suspensión momentánea de las creencias (o de la realidad)» y me pareció curioso al leerlo.
Se trata de algo que inconscientemente hace nuestro cerebro cada vez que nos enfrentamos a algo que no es real, pero que queremos pensar que sà lo es. Pasa por ejemplo cuando vemos un número de ilusionismo, donde estamos viendo algo que sabemos que no puede ser real y sin embargo no sabemos explicar y que nuestra mente dispone para poder disfrutar de ello.
Más inconsciente todavÃa y más irreal es lo que hacemos al enfrentarnos a la televisión o al cine, que todos sabemos son sólo 24 imágenes fijas por segundo, pero que nos dan la impresión de observar mundos de lo más dispar.
Bueno, mejor explicado queda en el siguiente texto y mucho mejor un ejemplo para entenderlo.
De todas formas, antes de que lo hagas, los puntos expuestos son totalmente ciertos, pero con lo que transmite el cine, serÃa muy triste ver siempre las pelÃculas en esos términos, aunque yo muchas veces he pensado que asà serÃa como las verÃa de dedicarme profesionalmente a él…
Considera una situación cotidiana como la siguiente: estás sentado cómodamente en el salón de tu casa viendo por enésima vez un episodio de Star Trek, en el que Kirk, Spock y Scotty intentan salvar desesperadamente la nave de un ataque Klingon, tras haber aterrizado en algún planeta lejano. En esa situación del MundoRealâ„¢ (tú en tu salón) te encuentras simplemente inmerso en la historia de aventuras espaciales. Pero si lo vieras desde fuera, esto serÃa lo que realmente estaria sucediendo:
* Tu cerebro ignora por momentos que la historia estás viendo es de ficción, que está situada en un futuro lejano que no es real, en un lugar lejano que tampoco existe.
* Tu cerebro te hace pensar que Kirk, Spock y McCoy son personajes reales, cuando en realidad son otras personas actuando e interpretando un papel.
* Tu cerebro pasa por alto que los decorados baratos son de cartón piedra y las naves, miniaturas. A cierto nivel crees que esos escenarios y naves espaciales existen y que los protagonistas viajan en ellas.
* El montaje cinematrográfico requiere grabar cada escena con múltiples tomas, diferentes planos y saltos temporales, algunos bastante evidentes. Tu estás viendo la serie en televisión, pero para tu cerebro todo tiene una continuidad perfecta, como si estuvieras viviendo en 45 minutos uno o varios dÃas reales de acción. (Y si has visto alguna vez un making of te das cuenta de que ni siquiera cuando dos personajes dialogan fueron grabados al mismo tiempo.)
* Tu cerebro escucha la voz de los actores mientras les ve mover los labios, aunque en realidad son personas hablando en otro idioma. Realmente estaban hablando en inglés, pero tú escuchas otras palabras en castellano. Cada vez que ves una pelÃcula doblada se produce este genial efecto, que aceptas con total naturalidad. ¡Por favor! La voz de Kirk es en realidad de una persona real llamada Constantino Romero, al que incluso habrás visto en otros programas, pero tu cerebro también ignora eso a menos que te fijes especialmente en ello.
* Tu cerebro utiliza trucos ingeniosos para hacerte creer que una imagen plana en la pantalla de la televisión es en realidad una escena real en tres dimensiones. Más adelante lo recuerdas todo con profundidad y detalle, y podrÃas hasta construir un modelo 3-D bastante aproximado del puente del Enterprise.
* Si estás concentrado en lo que estás viendo, tu cerebro ignora toda imagen que haya alrededor de la televisión y los ruidos de ambiente, concentrándose en la historia.
* Aunque tus ojos realmente están viendo 25 fotogramas o «imágenes estáticas» por segundo procedentes de la televisión, tu cerebro te hace creer que el movimiento es tan fluido y continuo como el del MundoRealâ„¢. Este otro efecto, como el del doblaje, también es genial que exista en nuestras mentes, porque sin él no podrÃamos disfrutar ni del cine ni de la televisión. (Se cree que algunos animales como los insectos, ven muchos más «cuadros por segundo» de modo que para ellos ver la tele es como mirar una sucesión de diapositivas.)Lo más curioso del asunto es que a pesar de estar siendo «engañados» por nuestro cerebro a todos estos niveles, de forma simultánea y continua, disfrutamos viendo el episodio plácidamente. Ni nos enteramos que nos estamos autoengañando. Eso nos causa sensaciones y emociones reales: humor, miedo, tensión o romance. Finalmente, lo añadimos todo en nuestra memoria como una experiencia más que podremos recordar en el futuro igual o mejor que cualquier experiencia real que hayamos vivido.
Fuente | Microsiervos
Acabo de releer mi comentario, y quizás quedó un poco agresivo. Sólo querÃa aclarar que no era mi intención.
¿Y no es eso acaso lo que hace al cine tan maravilloso?
Todos sabemos estas cosas, no son engaños, son caracterÃsticas que de muy buena suerte tenemos, que nos permiten disfrutar de éste tipo de cosas que nombrás.
El cine, el cine es realmente grandioso.