PelÃcula: Los últimos dÃas. Dirección y guion: Àlex Pastor y David Pastor.
PaÃses: España y Francia. Año: 2013. Duración: 103 min.
Género: Thriller, drama, ciencia-ficción. Interpretación: Quim Gutiérrez (Marc), José Coronado (Enrique), Marta Etura (Julia), Leticia Dolera (Andrea), Iván Massagué (Lucas). Producción: Alberto Marini, Pedro Uriol, Mercedes Gamero y Kristina Larsen. Música:
Fernando Velázquez. FotografÃa: Daniel Aranyó. Montaje: Martà Roca.
Dirección artÃstica: Balter Gallart. Vestuario: Olga Roda
De los hermanos Pastor (David y Àlex) habÃa comentado su anterior trabajo, la muy recomendable «Infectados«, en la cual combinaban con acierto los elementos apocalÃpticos, revestidos de una pandemia que asolaba a la humanidad y convertÃa a los humanos en zoombies, que se infectaban los unos a los otros, con elementos dramáticos, dado que los personajes debÃan elegir entre buscarse la vida solos (o en compañÃa de no afectados) o preferir la compañÃa de sus seres queridos, aunque hubieran sido infectados, abocados a sà a una muerte ciertas.
Los últimos dÃas, sigue un esquema similar. La acción transcurre en Barcelona. En ella habitan el prota, Marc, y su mujer, Julia. Marc trabaja en una empresa como informático, progamando lÃneas de código, encargado de la seguridad virtual. Julia quiere tener un hijo y se está cansando de las negativas reiteradas de Marc a quien el momento actual le parece cuaquier cosa menos propicio.
Los noticieros dan cuenta de ciertos suicidios de personas que no son capaces de abandonar sus edificios y acaban quitándose la vida. Marc siente algo extraño en el ambiente. Lo que es un pálpito se concreta cuando uno de sus compañeros de trabajo que lleva varios dÃas sin salir de la oficina, viviendo allà a escondidos, es despedido. Dejar el edificio le supone una muerte fulminante. Fenecerá en los brazos de Marc.
Luego en los medios hablarán de la enfermedad que comienza a cundir entre la población: la agorafobia, el miedo a los espacios abiertos.
Esto condicionará la vida de los ciudadanos que comienzan a buscarse la vida en el subsuelo, en las vÃas del metro, en los centros comerciales, en las estaciones, en sitios que no les suponga salir al exterior.
Marc quiere saber qué ha sido de Julio y Enrique comprobar cómo está su padre, a quien dejó en un hospital. Es esa búsqueda lo que hace que esta pareja no se hunda, siendo esas sus razones para vivir y en ello se afanarán con uñas y dientes, ayudándose entre ambos, si bien el punto de partida no es el mejor, dado que Enrique querÃa ver fuera de la empresa a Julio como Responsable de los Recursos Humanos que era.
El ritmo está bien dosificado, el climax va in crescendo, alternando momentos de gran acción con otros de alta tensión dramática, otros en los que la historia se acelera y otros en los que se ralentiza, para coger impulso, momentos en los que los protagonistas tienen ganas de dejarlo todo y abandonarse y otros de seguir hasta el final y morir matando.
Quim Gutiérrez y José Coronado cumplen a la perfección en sus respectivos papeles. Se complementan bien. Quim sale ojeroso, compungido, atormentado, pueril, quejoso y llorica, pero a pesar de todo es tal el amor que siente con Julio, tal la fuerza magnética del posible reencuentro, que se dejará la piel para tratando de encontrarla. Coronado sigue haciendo encarrilando buenos trabajos, aquà en la piel de un delfÃn blanco que nada en soledad, un hombre sobrio, cuyo padre es el elemento catártico, su último bastión antes de abrzarse al gran infinito.
El dinero invertido luce muy bien, el aspecto apocalÃptico de la ciudad condal está bien conseguido, la panda de barbudos, greñudos y hombres-ratoniles que pueblen los subsuelos son una gran labor de vestuario.
Los hermanos Pastor consiguen una pelÃcula entrenida, vibrante, dramática y apocalÃptica a partes iguales con secuencias de gran intensidad. A quien guste el cine palomitero americano, este producción nacional en nada desmerece, y además sube bastante el nivel con producciones similares.
Cine de consumo nacional de calidad y fácilmente exportable.