Juzgamos o sacamos conclusiones con los datos que tenemos. Al comienzo de la pelÃcula pensamos en lo complicado que una madre (Saori) lo tiene para hacer justicia, para lograr que pague el responsable que ha hecho daño a su hijo Minato: el profesor del centro (Hori). Ese es un punto de vista, el de la madre contra el sistema; mujer joven y viuda que trata de sacar adelante a su hijo. Luego el punto de vista cambia y vemos qué ha sucedido con Hori, en qué ha consistido la presunta agresión, en cuánto de verdad hay en lo que los niños han dicho.
A la directora del centro la vemos también desde otro ángulo, cargando asimismo con su cruz, con una pérdida, con el remordimiento y la culpa.
Otro paso nos sitúa en el espacio creado entre los dos niños, en su amistad y convivencia dentro de un vagón abandonado; el universo que los niños, Minato y Yori, construyen al margen de los mayores.
La pelÃcula, merced al inteligente guion de Yuji Sakamoto, es una aguda reflexión acerca de cómo aprehendemos la realidad, de lo complicado que es sacar conclusiones o llegar a la verdad de algo con tan escasos datos, la mayorÃa de las veces, y lo que hacemos es algo parecido a lo que nos ofrece el predictor de Google al escribir: nuestra experiencia nos dice que las cosas han sido asÃ, luego serán asà de nuevo, alimentadas también nuestras conclusiones por los prejuicios, aquà lo que supone ser una madre soltera (sobreprotectora), querer a un amigo (ser mariquita), tener pensamientos impropios para un niño, por su lucidez (tener el cerebro de un cerdo). Esta clase de ideas envenenan la convivencia, generan tensiones familiares, alimentan el acoso escolar, e impiden la comunicación, porque Saori es incapaz de meterse en la cabeza de su hijo, ni el padre de Yori en la de su hijo, tampoco Minato sabe lo que supone estar viuda, y nadie sabe lo que directora sufre con la muerte de su nieta. Asimismo Hori es calumniado y orillado sin que nadie esté dispuesto a escucharle, sin que nadie mueva un dedo, incluso cuando la directora tenga la versión de Minaro. No servirá para nada porque parece que ciertos juicios son irreversibles, y si llega el perdón y la posible reparación, ya será tarde.
¿Quién es el monstruo en la pelÃcula de Kore-eda Hirokazu? Memorable me parece el final, en un espiral devastadora, enriquecida por la excelente música de RyÅ«ichi Sakamoto.