El documental de Ana Schulz y Cristóbal Fernández que he podido ver en la plataforma Filmin bebe en lo familiar. Ana se interesa (guarda recortes de prensa, viejas cintas de VHS, fotos) por los años en los que su padre ejerció como mediador entre ETA y el Gobierno Español. Juan (quién tras pasar unos cuantos años en Alemania con la llegada de la democracia decide volver a España, a San Sebastián) trabarÃa amistad con Roberto ganándose toda su confianza hasta que este un buen dÃa desaparece.
Más tarde descubren que trabaja para los servicios secretos, cuando sale a la luz información confidencial a la que sólo él tenÃa acceso. Esto supone el final de la carrera de Juan como mediador.
A Roberto que fue a dar a la cárcel y está a punto de salir quiere Ana ponerlo en contacto con su padre a fin de que pueda Roberto aclarar ciertas cosas. Conseguir una reconciliación que no es tal dado que la amistad de Juan hacia Roberto ha sido siempre incondicional y si no justifica lo que hizo sà que hará el esfuerzo por empatizar con éste, pues Roberto ve que la manera en la que el Estado negocia no da fruto y el busca otra vÃa lo que le lleva a ver las cosas, el conflicto, bajo otra perspectiva.
El documental ahà se muda misterioso, incluso siniestro porque Roberto es un tipo desconfiado, receloso, correoso, que quiere pasar desapercibido (a fin de cuentas tiene naturaleza de espÃa) y el propósito de Ana atenta contra esa idea.
Un inteligente montaje junto a un planteamiento muy original acerca el documental al territorio de la ficción, creando una mixtura de ambas naturalezas que resulta muy atractiva y sugerente para el espectador sagaz.