Dirección: Federico Luppi.
Reparto: Ana Fernández (Silvia), Alberto Jiménez (José), Susana Hornos (Ana), Ginés García Millán (Francisco), Eva Cobo (Beatriz), Fabián Vena (Javier), Jordi Dauder (Pedro), Pilar Rodríguez (Julia).
Guión: Susana Hornos.
Producción ejecutiva: Pedro Costa y Ángel Amigo.
Música: Leo Sujatovich.
Fotografía: Hans Burmann.
Montaje: Guillermo S. Maldonado.
Dirección artística: Ion Arretxe.
Vestuario: Eva Arretxe.
España 2005
Me da la impresión de que esta película pasó casi desapercibida a nivel nacional, a pesar de que aquí en La Rioja se habló mucho de ella, ya que no es habitual que por estas tierras se rueden muchas películas. Hay que decir también que esta tendencia últimamente está cambiando, sobre todo gracias a José Antonio Romero, que está atrayendo diferentes rodajes a nuestras tierras con su productora, así como a otro buen puñado de riojanos dedicados al cine. Riojanos y allegados, como el director de esta película, Federico Luppi, que ya se está convirtiendo en un riojano de adopción tras casarse con Susana Hornos, guionista y una de las protagonistas de Pasos. El protagonismo que la ciudad tiene aquí, no se recuerda desde el gran clásico que fue Calle Mayor.
La historia de esta película está ambientada en la transición. Aunque muchos hayamos oído mil veces hablar de esa época, viene muy bien el repaso en forma de fotografías que se hace al principio, porque muestran un poco más de como estaban las cosas en aquel entonces, a pesar de que al no haberlo vivido no sepamos realmente lo que era.
Siendo de Logroño lo cierto es que hace gracia reconocer los diferentes rincones de la ciudad que aparecen en ella, incluso alguna escena que yo personalmente vi rodar. Muchos de los extras también se buscaron entre los voluntarios de la zona, así que más de uno te dice: en la escena tal, yo soy el de la chaqueta que se ve al fondo, que está sentado…
En fin, yo sólo he reconocido un cameo de Luppi, al que se le ve de espaldas y el actor Alberto Jiménez saluda entrando al bar Bar Blanco y Negro (recomendados los matrimonios que son su especialidad, una delicia) y, cosas del cine, los interiores de ese momento están rodados en el mismo bar, que estas cosas ya se sabe, se suelen rodar en otros lugares… De todas formas, se ve que Luppi ya se conoce de sobre la capital riojana, ya que para su cameo ha elegido la mejor zona de la capital: la calle Laurel.
La ambientación puede ser buena, los lugares de rodaje también, pero la historia no acaba de conseguir atrapar. Realmente parece que no cuenta nada de fundamento, sólo retales de varias historias personales. Los protagonistas son 3 parejas de amarga existencia por diferentes motivos. Una de ellas, la formada por Alberto Jiménez y Ana Fernández, están esperando a que se apruebe la ley del divorcio para poder separarse definitivamente, pues algo entre ellos no funciona, a pesar de seguir llevándose bien y mantener sus ideales. La segunda, formada por Eva Cobo y Fabián Vena, son una pareja clásica, a la vieja usanza, criando a su hija repipi y durmiendo en camas separadas mientras él oculta los vicios de su suegro y ella se mantiene como ama de casa fiel y servil. Los terceros en discordia, Ginés García Millán y Susana Hornos están más distantes entre sí y su principal relación está basada en los malos tratos por parte de él, lo que, como se puede intuir, ha de acabar mal.
En una película de actores, donde priman las interpretaciones, se espera que los personajes te atrapen, que te solidarices con ellos o que al menos te identifiques de alguna forma. No lo consiguen porque en ese sentido creo que todos están un pelín llevados al estereotipo, son todos previsibles y su forma de actuar es muy cuadriculada, no parecen tener vida propia, sino simplemente guiarse por unos roles que tienen que cumplir a rajatabla.
Y hablando de cumplir, lo actores en hacer su trabajo cumplen. Están correctos aunque sin que sus interpretaciones sean gran cosa. Lo malo también es que peligra sobre algunos de ellos el, quizás injusto, prejuicio del amiguismo, y me refiero a la señora de Luppi, la guionista/actriz Susana Hornos. Como debutante también, me parece que cumple.
A mi personalmente me ha resultado la historia llevadera, entretenido como estaba en reconocer cada uno de los rincones de Logroño que se ven a lo largo de la película, pero para el que todo eso no le diga nada, quizás la cosa se quede algo insulsa. Hay que decir también que aunque sea de refilón, toca temas políticos, culturales y sociales de gran importancia, así que es posible que consiga también por ello el interés de algunos espectadores.
Como siempre, lo que está claro, es que hay que verla para poder opinar. Como digo, a nivel nacional no tuvo una repercusión demasiado grande, tratándose del debut en la dirección de Federico Luppi, pero está muy bien hecha.
Y a esperar la nueva película que se estrenará recientemente y que también ha sido parte rodada en Logroño: Dos (Laberinto de Espejos).