Dirección: Gregory Hoblit.
TÃtulo original: Untraceable
PaÃs: USA.
Año: 2008.
Duración: 100 min.
Género: Thriller.
Interpretación: Diane Lane (Jennifer Marsh), Billy Burke (detective Eric Box), Colin Hanks (Griffin Dowd), Joseph Cross (Owen), Mary Beth Hurt (Stella), Daniel Liu (Tom Moy), Perla Haney-Jardine (Annie), Peter Lewis (Richard Brooks), Chris Cousins (David Williams), Brynn Baron (Sra. Miller).
Guión: Robert Fyvolent, Mark R. Brinker y Allison Burnett.
Producción: Steven Pearl, Andy Cohen, Tom Rosenberg, Gary Lucchesi y Howard Koch Jr.
Música: Christopher Young.
FotografÃa: Anastas Michos.
Montaje: David Rosenbloom.
Diseño de producción: Paul Eads.
Vestuario: Elisabetta Beraldo
Los guionistas se afanan en ofrecer productos truculentos bajo la apariencia de algo nuevo. Aquà no hay mucho que rascar. Un joven trastornado, tras el suicidio de su padre, visto desde todos los ángulos posibles, muy hábil con los ordenadores y las nuevas teologÃas organiza una web llamada killinwithme.com en la cual muestra asesinatos en vivo.
La particularida del caso es que no los mata él directamente sino que una vez retiene a sus vÃctimas, unidas por un nexo que luego se sabrá, pergeña un procedimiento en el que las visitas recibidas en su web hacen que se aceleren unos engranajes, que se vierta ácido en el agua, que aumente la temperatura de unas turbinas, etc. Esto es, la curiosidad mató al gato, en un principio y luego a varios humanos.
Tras la pista del asesino está una agente del FBI de Portland especialista en delitos cibernéticos que seguirá la pista del joven para tratar de darle caza. Nos imaginamos lo que puede suceder, y de hecho sucede, y una vez que se desvela el corpus ideológico de la cinta, lo que queda es otra pelÃcula del montón, sin demasiado chispa, con la truculencia propia de Seven, unas interpretaciones correctas, donde Diane Lane (la prota del FBI) se cree lo que hace y donde a brochazos queda claro que la gente quiere carnaza y morbo de ahà el éxito de internet con blogs de mujeres y hombres que se despelotan frente a las webcam, ejecuciones en vivo o adolescentes que cuelgan las palizas y sufrimientos que infringen a los otros en la red, para uso y disfrute del ávido ciudadano de carnaza fresca.