El tÃtulo lo dice todo, Revenge, Venganza. La que llevará a cabo una mujer, Jen, quien tras trasladarse en helicóptero con su chico a una casa perdida en medio de un terreno desértico y tras tener un encuentro sexual, será violada por otro de los amigos del mozo, aprovechando la salida del mismo del domicilio para ir a hacer unas gestiones. Al amante este detalle no le preocupa, pues la chica es tan irresistible (la cámara de la directora y guionista Coralie Fargeat se recrea en el cuerpo de la joven actriz Matilda Lutz, ya sea en bikini o con una braga mÃnima)  que el no resistirse, por parte de su amigo, es algo justificable y perdonable.
Jen, visto el percal quiere salir de allá e irse a su casa.  En un tira y afloja será empujada por un precipicio y dada por muerta. Los tres hombres que iban con intención de pasar un fin de semana cazando se convertirán en sus presas. Un giro inesperado en la historia, porque es imposible sobrevivir a la caÃda y prácticamente resucitar, para luego, drogas mediante, convertirse en una mujer diestra en el manejo de las armas, sean cuchillos o rifles, tanto como en aquellos cuidados que le permiten con un trozo de metal a fuego vivo cauterizar una herida, un boquete de ocho centÃmetros, mostrarse muy apta para la supervivencia extrema y muy capaz de matar a los tres hombres que la ultrajaron. El final es brutal, muy violento y sangrante.