TÃtulo original The Square
Año 2017
Duración 142 min.
PaÃs Suecia
Dirección Ruben Östlund
Guion Ruben Östlund
FotografÃa Fredrik Wenzel
Reparto Claes Bang, Elisabeth Moss, Dominic West, Terry Notary, Christopher Læssø, Marina Schiptjenko, Elijandro Edouard, Daniel Hallberg, Martin Sööder, Linda Anborg, Emelie Beckius, Peter Diaz, Sarah Giercksky, Jan Lindwall
Hace muy poco hablábamos aquà de Fuerza mayor, la anterior pelÃcula de Ruben Östlund. Como en aquella, ahora en The Square lo que vemos no nos dejará indiferentes. Östlund es un transgresor que emplea sus pelÃculas para meter el dedo en la llaga, para formularse preguntas, muchas de las cuales quedan ahà flotando, sin darles respuesta. Un hecho trivial como un robo, puede acarrear consecuencias indeseadas. Asà le sucede al director de un museo, que tras sufrir una situación violenta en la que cree haber actuado correctamente en el auxilio de una mujer que se ve perseguida por un hombre, comprueba que le han birlado la cartera y el móvil. En vez de avisar a la policÃa, que serÃa lo normal, trata de resolver el asunto a su manera, y como quiera que puede conocer la posición de su móvil merced a la tecnologÃa GPS, decide dejar un mensaje amenazante en los casilleros de los pisos del inmueble en donde tiene constancia que viven los autores del hurto.
Como telón de fondo lo que asoma una y otra vez es el egoÃsmo, la insolidaridad, el no mover un dedo por los demás, embebidos todos ellos en las pantallas del móvil, donde les interesa mucho ver vÃdeos en internet con lo que sucede por ahà fuera, pero despachando a manotazos a los que en plena calle, piden ayuda para salvar una vida. Otro tanto sucede con las relaciones de pareja, poco más que episódicas, que dan mucho juego, a cuanta de qué hacer con el semen de un condón que da para toda clase de suspicacias.
Queda también un recadito para el arte moderno, que nunca sabremos muy bien lo que es, aquà con performances que consisten en sacos de ceniza o algo parecido que un operario destruye sin querer al limpiar la sala en la que se acoge la obra.
Impactante resulta la escena de ese hombre mono que va subiendo el tono, la voz, para acabar forzando a una chica, mientras el público atemorizado y con las cabezas gachas dejan hacer, anestesiados en su indiferencia, hasta que aquello estalla y la masa anónima es entonces capaz de golpear todos a uno, hasta sus últimas consecuencias, sea a un hombremono a un extranjero o a cualquier otra que difiera de esa masa rubia, pulcra y satisfecha.
Otro de los temas tratados es el uso de la publicidad, de la polémica y la provocación, aquà con una campaña publicitaria con la cual dar a conocer una obra del museo «The square», y un vÃdeo donde una niña rubia volará en cachitos por los aire, y dónde fijar los lÃmites de la libertad de la expresión, cuando censurar o autocensurarse, etc.
Las imágenes espejo de Östlund, y este creo que es su gran mérito, tienen mucha fuerza, son de esas que dejan en la retina tras su visionado y durante un tiempo una sensación de escozor, de asombro, de ira asordinada.
Como decÃa al principio no creo que Östlund ofrezca respuestas, le vale con formular preguntas muy interesantes, con mostrar cómo es ese primer mundo nórdico, tan desarrollado como hueco, como ya pudimos ver, bajo la forma de documental en la impagable La teorÃa sueca del amor.
Me ha parecido una sandez, ese tipo de cine intelectual donde el director creo que no sabe lonque quiere realmente decir. Es cierto que alguna escena está bien pero este tipo de humor no va conmigo, me parece todo puro postureo. Ciao.
Hola,Östlund es en mi opinión uno de los directores europeos más a tener en cuenta. La pelÃcula tiene muchas capas y temas sobre los que hablar largo y tendido. Hay que verla pues es de lo mejor que he visto últimamente.