Dirección: José Antonio Vitoria.
País: España.
Año: 2005.
Duración: 100 min.
Género: Drama.
Interpretación: Fernando Guillén Cuervo, Amparo Larrañaga, María Valverde, Ramón Madaula, Álex Brendemühl, Roger Pera, Carlos Lasarte.
Guión: Javier Olivares, Pablo Olivares y José Antonio Vitoria.
Música: Víctor Reyes.
Fotografía: Jesús Escosa.
Montaje: Luis Villar.
Horacio es un ejecutivo que tras firmar un contrato en su despacho baja a la calle enfebrecido y dispara a bocajarro sobre un desconocido, un repartidor de pizza que lleva una cazadora roja, matándolo. Camino de la comisaría Horacio sufre un aneurisma y muere.
Ese día Horacio había concertado una cita con Víctor, que vive en Nueva York, el cual a su llegada al aeropuerto conoce de la muerte de Horacio, con el que le unía una gran amistad. Ambos habían sido amigos de jóvenes y mantenido relaciones con la misma mujer Elena, con la que Horacio había contraído matrimonio, a la cual Víctor ve en el funeral de Horacio y ésta le insta a que se acomode en su casa. Allí conoce a la hija de Elena, la joven universitaria Sofía.
Durante una cena en un restaurante Víctor se ve asaltado por Pelosso, un argentino que le entrega un papel con una lista de cuatro nombres. Tres están muertos. El último de esa lista es Víctor, el cual se lo quita de encima con urgencias, pero del que guarda una tarjeta. A partir de ese momento y tras el fatal final de Pelosso, Víctor recibe llamadas amenazadoras, ve como su salud se debilita, y comienza la intriga y el suspense, a medida que vamos conociendo más detalles sobre las acciones del difunto Horacio. Nada es lo que parece, y todos tienen algo que ocultar, así que la verdad se irá conociendo con cuentagotas, deshilando la madeja, hasta llegar al meollo del asunto.
Vorvik, que da título a la cinta, es el nombre de una clínica, propiedad del grupo de empresas de Horacio, donde se llevan a cabo investigaciones sobre el ADN, con modificaciones sobre el mismo, que pueden ser utilizadas para bien o para mal.
No ofende esta película la inteligencia del espectador, los personajes no son estúpidos, y muestran la cara más arribista y descarnada de la naturaleza humana, alentados por la codicia y las ansias de poder.
No están nada mal los actores protagonistas, en especial Fernando Guillén Cuervo, como Víctor, o Ramón Madaula, como Iñigo. Lo mismo podemos decir tanto de Amparo Larrañaga como de María Valverde, en sus respectivos roles de madre e hija (María Valverde, retoma su papel de La flaqueza del bolchevique, reemplazando su ingenuidad, por un ánimo lascivo y desenvuelto que culmina con un revolcón). No hablemos de papelones memorables pero están solventes y efectivos en sus roles.
Pasó por las carteleras Vorvik sin pena ni gloria (una más de esas películas que duran en cartel una semana si tienen suerte. Otras van directas a las estanterías de los videoclub o los foros de descarga directa de películas), pero no es peor que muchas de las que se estrenan, sino que supera a la media (me viene a la mente bodrios como Slam ,Somne, Skizo,H6, Ouija, Rojo intenso…) Vorvik logra crear un climax sugerente, similar a La Caja Kovak y hacernos pasar una hora y media entretenida. La pena es que Alex Brendemühl (uno de mis actores favoritos En la ciudad, Inconscientes, Remake..) tenga un papel tan corto.