Dirección y guión: Iñaki Dorronsoro.
País: España.
Año: 2006.
Duración: 105 min.
Género: Thriller.
Interpretación: Miguel Ángel Silvestre (Daniel), José Coronado (Guillermo), Belén López (Raquel), Federico Luppi (entrenador), Lluís Homar (jefe de policía), Julio Vélez (Luis), Carlos Kaniowsky (Manuel Salgado), Andrés Herrera (Miranda), José Luis Santos (Francisco), Enrique Villén (dueño del club), Sabrina Praga (prostituta).
Producción: Isidro Requena.
Música: Alex Martínez.
Fotografía: Daniel Aranyo.
Montaje: Fernando Pardo.
Dirección artística: Gabriel Carrascal.
Vestuario: Clara Bilbao.
La distancia es la ópera prima de Iñaki Dorronsoro que es al mismo tiempo autor del guión.
Daniel es un boxeador que está en la trena acusado de un homicidio. Poco antes de salir de la cárcel recibe la visita de un policía llamado Guillermo el cual le dice que o le echa una mano liquidando a un tío que está dentro de la cárcel, o bien presentará al juez unas pruebas con las que Daniel podría pasar en la cárcel diez años más.
Daniel mata a ese hombre y sale de la cárcel. Una vez fuera, va a visitar a su entrenedor para decirle que quiere seguir peleando y luego se va al puticlub donde trabaja, Belén, la mujer del tío que Daniel se ha cargado. Se conocen y enseguida surge la chispa del amor y el fogonazo sexual, revolcones incluidos.
A Daniel lo siguen otros policías para preguntarle acerca de la muerte del preso y de por qué ahora él está con su difunta mujer.
Daniel no se entera de nada, pero está siempre en el lugar equivocado. Guillermo recibe órdenes de arriba para cargarse a Daniel, pero no puede hacerlo y le obliga a marcharse, cosa que Daniel no hace.
La película está narrada con salero y resulta entretenida, si bien los dos protagonistas tanto Belén López como Miguel Angel Silvestre no me convencen en sus papeles. Los veo aún verdes, con mala dicción y poca chispa. Silvestre que estoy seguro se va a convertir en el nuevo icono sexual español, forja su cuerpo y lo cincela, para marcar la tableta de chocolate, prietas nalgas y definir todos los músculos de su cuerpo, si bien para su papel hacía algo más, mucho más, que estar «cachas» porque sobre sus anchas espaldas recae el peso y el devenir de la película.
A Federico Luppi que es el entrenedor de Daniel, no le he entenido una palabra cuando habla, pues entre que apenas abre la boca al hablar y está jadeando, lo dicho, ni papa.
Lluis Homar es como la «San Miguel», pues donde va triunfa, y es el mejor de la película con creces, junto a Coronado, que sigue creciendo como actor, el cual cuando se estrenó la película, ésta se publicitó diciendo que hacía de «un policía gay«. Pues bien, su condición sexual es totalmente irrelevante en la película, por más que en su sinopsis nos digan que Guillermo es un policía autodestructivo y atormentado por su homosexualidad latente.
La distancia ni mucho menos me ha noqueado, ni me ha puesto contra las cuerdas, pero se deja ver sin demasiado esfuerzo y se disfruta con una historia entretenida y bien contada, con una fotografía de altura y unos actores, unos mejores que otros que permiten no desdeñarla, y nos deja a un director que seguro que irá encontrando su sitio, a codazos o «a puñetazos» con sus próximas películas.