Dirección y guión: Fernando Pérez.
Países: Cuba y España.
Año: 2006.
Duración: 110 min.
Género: Drama.
Interpretación: Carlos Enrique Almirante (Javier), Carla Sánchez (Eva), Luis Alberto García (Ángel), Liety Chaviano Pérez (Luisita), Yailene Sierra Rodríguez (Elvira), Armando Fernández Soler (anciano), Ana Celia de Armas Caso (Stella Maris), Carlos Lázaro Díaz Alfonso (director).
Producción: José María Morales y Camilo Vives.
Música: Edesio Alejandro.
Fotografía: Raúl Pérez Ureta.
Montaje: Íñigo Remacha y Julia Yip.
Dirección artística: Erick Grass Marrero.
Vestuario: Miriam Dueñas
Una historia de amor en dos partes. Ambientada en La Habana, Javier es un joven actor de teatro el cual durante una de sus representaciones en la que va vestido de monja, su única espectadora, deja la sala momentos antes de que a él le toque actúar. Ese hecho hace que Javier quiera conocer más en profundidad esa espectadora. La chica se llama Luisita, vive sola en una casa grande que es la envidia de los demás. Javier y Luisita intiman. Su relación se cimentará sobre la sinceridad mutua que mantendrán; sin secretos, ni mentiras, solo la verdad como bandera.
Javier a pesar de lo que siente por Luisita sigue acostándose con Eva, una actriz de la compañía y escribe relatos eróticos, oculta lo que quiere y cuenta lo que le conviene.
Luisita es especial, vive en su mundo particular, atenazada por complejos y traumas que dificultan su trato con los otros. Su cuarto está vetado a todo el mundo. Ojea con tristeza las fotos de su madre en una revista porno, desde donde su madre da muestra de su buen hacer en su trabajo, chupando un miembro erecto.
Cuando ambos se juntan Luisita no deja que Javier hable, solo le deja escuchar lo que ella tiene que decir y le enseña a éste su trabajo como forense. Delante del cuerpo muerto todo son preguntas sin respuestas; el cuerpo corrupto, el alma también, las mentiras corrompiendo el agua que nos intoxica cada día. Los planteamientos filosóficos insuflan la historia, y cada personaje suelta frases lapidarias, planteando las grandes preguntas que siguen sin ser resueltas todavía. El contenido de la obra que se representa sigue ese misma línea trascendental.
Javier fantasea, incorpora cuanto le sucede a su relato y va mezclando realidad y ficción borrando la línea que separa ambos mundos. Un hecho trágico marcará el comienzo de la siguiente historia de amor, en la que el relato de Javier ya ha tomado cuerpo. Se repiten algunos personajes, la historia es entonces más lúbrica, en el reino de Eros, todo son magreos, enculamientos, mamadas, orgías en las calles, el sexo es el alimento de esa carne ávida de deseo y vaciamiento seminal. Todo fluye.
Si el planteamiento filosófico y la carga poética que cada personaje lleva en sus manos, llegan al espectador su visionado puede convertirse en una experiencia catártica, sino es así, nos hallamos ante una película original, rara, atemporal, de personajes sufrientes, con estrecheces económicas y mentales, que ciñen sus acciones, acorralando la sinceridad en pos de la lubricidad, donde el manto de la mentira les arropa y da calor a sus noches de placer, mientras los perdedores van buscando una piedra y una soga con la que poner fin a todo cuanto antes.
Si esta película, coproducción España-Cuba, no ha funcionado mal en taquilla quizá se deba a su contenido erótico, poco habitual en nuestras carteleras. Son muchos hombres y mujeres los que aparecen despendolados, entre ellos la bella actriz Carla Sánchez (la cual ha intervenido en series españolas como Los simuladores, El internado o En el síndrome de Ulises). La actriz Ana Celia de Armas (que sale en la serie El internado, donde interpreta a Carolina), tiene un corto papel en la segunda historia.
Yailene Sierra Rodríguez | Habana Blues