La Escafandra y la Mariposa (Le scaphandre et le papillon, 2007)

Dirección: Julian Schnabel.
Reparto: Mathieu Amalric (Jean-Dominique Bauby), Emmanuelle Seigner (Céline Desmoulin), Marie-Josée Croze (Henriette Durand), Anne Consigny (Claude), Patrick Chesnais (doctor Lepage), Niels Arestrup (Roussin), Olatz Lopez Garmendia (Marie Lopez), Jean-Pierre Cassel (Lucien), Marina Hands (Joséphine), Max Von Sydow (Papinou), Isaach de Bankolé (Laurent), Emma de Caunes (Eugenia).
Guión: Ronald Harwood; basado en el libro «La escafandra y la mariposa» de Jean-Dominique Bauby.
Producción: Kathleen Kennedy y Jon Kilik.
Música: Paul Cantelon.
Fotografía: Janusz Kaminski.
Montaje: Juliette Welfing.
Diseño de producción: Michel Eric y Laurent Ott.
Vestuario: Olivier Beriot.
USA, Francia, 2007

La última de las nominadas a los Oscar que he podido ver antes de que se entreguen los premios. La Escafandra y la Mariposa en concreto tiene 4 nominaciones y en ninguna de ellas parte como favorita. Dirección, guión adaptado, fotografía y montaje son las 4 categorías en las que opta al premio y aunque todas son meritorias, parece que con la nominación será suficiente.

La principal baza de la película es la historia que cuenta. Está basada en el libro autobiográfico de Jean-Dominique Bauby, un hombre que debido a una embolia se quedó afectado por el síndrome de cautiverio, encerrado en su propio cuerpo sin poder mover nada excepto el ojo izquierdo.

Gracias al parpadeo de ese ojo lograba comunicarse de una forma un tanto simple pero efectiva y así fue como consiguió dictar su libro.

En la película vemos las reacciones de este hombre desde la claustrofóbica perspectiva en primera persona de su punto de vista, metiéndonos literalmente en su cuerpo, viendo por su único ojo, oyendo sus pensamientos y siendo partícipes del mundo de recuerdos y fantasías que su mente pergeña para aferrarse al nuevo estilo de vida al que se ve irremediablemente avocado.

Una cosa es que la historia sea emotiva, que no cabe duda de que lo es, e interesante, por la increíble pero cierta historia que cuenta y otra muy distinta es que esta película sea una película necesaria como tal, como entretenimiento que debe ser el cine de ficción (aunque se base en hechos reales).

Esa creo yo que es el principal punto en contra que se puede atribuir. Para mí es una película innecesaria, muy difícil de adaptar y de rodar, y que por lo tanto no compensa. Vería mucho más interesante un documental sobre la misma historia, como en casi todas las películas que se basan en hechos reales. Puede que suene un poco incongruente, pero he decir, que a pesar de todo eso, se ha conseguido obtener un gran resultado en esta adaptación.

Desde el momento en que un guionista adapta la historia, un director la rueda y un actor la protagoniza, están interviniendo en la propia historia, interpretándola y cambiándola, dando un punto de vista sobre lo sucedido, un toque personal que en este caso no aporta otra cosa que una visión artística muy particular, pero queriendo aparentar realismo, lo cual es en sí contradictorio.

No me cabe duda que el valor artístico, la fotografía y las interpretaciones en la película son geniales. Supongo que Julian Schnabel, el director, habrá trabajado muchísimo para conseguir este resultado, pero como digo, no compensa. Lo que me suele pasar al ver este tipo de películas es que acabo preguntándome que parte de verdad tendrá lo que me han contado, y siempre me quedo con ganas de conocer la historia de primera mano.

De la película en si, decir que hay escenas conmovedoras, como las que atañen a los hijos del protagonista, y también a su padre, el veterano Max von Sydow. La atractiva Emmanuelle Seigner es otro de los rostros conocidos y al protagonista lo interpreta el también francés Mathieu Amalric.

Me hubiera parecido mejor que la historia hubiera sido más “novelada”, pero la voz en off del protagonista y la visión casi todo el rato en primera persona, a pesar de que da pie a escenas que se desarrollan únicamente en su mente, limita mucho la forma de desarrollar la historia.

Posiblemente sea fácil hacer un símil fílmico entre esta La Escafandra y la Mariposa y Mar Adentro, la, hoy por hoy, todavía última película (4 años ya) de Alejandro Amenábar. Ahí se puede ver lo que quiero expresar con una visión más novelada de una historia real.

Y hablando de la novela, creo que me la intentaré leer en cuanto pueda, pues ahí sí que es posible que se pueda leer algo que realmente llame la atención. Pienso en lo difícil que tuve que ser escribirla, tras ver en la película el método utilizado.

Parece que el polifacético Julian Schnabel es dado a mezclar cine y literatura, recordemos que su anterior trabajo fue Antes de que Anochezca, que le dio la nominación a Bardem como mejor actor por la interpretación del escritor cubano Reinaldo Arenas. Antes había sido la pintura la protagonista de su debut en la dirección, con Basquiat, partiendo también de una base literaria.

A pesar de puntuar a esta película con una nota no demasiado alta, eso es únicamente fruto de considerarla innecesaria, pero yo animaría a la gente a verla y que disfruten de su calidad artística, que, como pasa siempre con el arte más radical, en su subjetividad genera multitud de opiniones encontradas y diferentes.

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