Dirección y guión: Tamara Jenkins.
PaÃs: USA.
Año: 2007.
Duración: 113 min.
Género: Drama, comedia.
Interpretación: Laura Linney (Wendy Savage), Philip Seymour Hoffman (Jon Savage), Philip Bosco (Lenny Savage), Cara Seymour (Kasia), Peter Friedman (Larry), Gbenga Akinnagbe (Jimmy), Tonye Patano (Srta. Robinson), Guy Boyd (Bill), David Zayas (Eduardo), Debra Monk (Nancy Lachman).
Producción: Ted Hope, Anne Carey y Erica Westheimer.
Música: Stephen Trask.
FotografÃa: Mott Hupfel.
Montaje: Brian A. Kates.
Diseño de producción: Jane Ann Stewart.
Vestuario: David C. Robinson.
Hay ciertos temas que el cine de masas descuida y no muestra en las grandes pantallas, como es por ejemplo el cuidado y atenciones que reciben las personas mayores que son internadas en residencias a la espera de que la palmen, cuando sus hijos no quieren llevárselos a sus casas. Ante esa tesitura se enfrentan dos hermanos, uno profesor universitario y la otra potencial escritora cuando la señora que comparte vida con su progenitor fallece.
Al no haber un documento que permita a su padre seguir viviendo en el mismo inmueble que compartÃa con la difunta al no estar casados, se ve de patitas en la calle. Además sufre de demencia y ante esa situación los hijos, que tienen claro que no se van a hacer cargo de su padre, deciden buscar para él una residencia. Ese hecho hace que los hermanos que viven distanciados se vean obligados a convivir unos dÃas bajo el mismo techo, lo cual no es fácil, porque tienen un buen número de trastos que tirarse a la cabeza. Como el poli bueno poli malo, el hermano será el malo, implacable, mostrando una crudeza no exenta de verdad, mientras que la hermana para lograr el mismo propósito que su hermano tratará de dulcificar la situación, de buscar una bonita residencia que le haga la carga y el peso de culpa más llevadero.
Las postrimerÃas de la muerte no es algo para tomárselo a broma, pero un brillante guión permite sacar punta a determinadas situaciones, donde una situación postrera, sin viso de solución, donde sólo resta fijar la fecha de la defunción, genera momentos hilarantes, donde el tratamiento de la muerte da risa, donde todo el artificio que genera el paso de esta vida a la siguiente, es abordada con mucha mordacidad, donde aspectos tan triviales como si el cuerpo será incinerado o enterrado dan mucho juego, donde el padre hace uso y disfrute del Sonotone (whisper XL en la versión original) para dejar su entorno silenciado ante los encontronazos verbales de sus vástago.
Ayuda a que la historia coja vuelo además de un guión bien trabajado, que huye del maniqueÃsmo y de los topicazos vistos hasta la saciedad, unas interpretaciones de altura, con unos personajes que si bien a priori nos parecen detestables por su falta de humanidad, luego poco a poco se van suavizando y si bien no hay un happy-end al menos deja las cosas en su sitio, y demuestra que a veces es mejor es ir con la verdad con delante, en lugar de buscar remiendos y apaños que falsean la realidad y los sentimientos.
La familia Savages es una pelÃcula notable y muy recomendable, de las que te reconcilian con el buen cine, que nace del corazón por su carga dramática que no sentimental y unos hombres y mujeres que se manifiestan como tales, con sus miedos, soledades y pasado, porque parte de su compartimiento no es más que una respuesta a lo que han interiorizado en su niñez y adolescencia, en un clima familiar en el que echaron en falta muchas cosas, que luego afloran de una manera o de otra.