En este segundo episodio sacamos dos cosas en claro: que hay objetos de los cuales aún no se ha descubierto su utilidad y que dentro de la habitación no hay cobertura.
Es broma. El episodio, o lo que se supone que originalmente era la segunda mitad del primer episodio, tiene una intensidad enorme. Me ha gustado mucho la acción que tiene y la forma en que la serie engancha. Está muy bien llevada y tiene un ritmo extraordinario.
Habíamos dejado al desconsolado agente Miller cabizbajo y meditabundo, abatido en la habitación del motel, rumiando como devolver a su hija de donde quiera que esté. Todo el episodio (y me da la impresión de que toda la serie) se basa en esa carrera que emprende para conseguirlo.
Y sólo hay 3 personas que le puedan ayudar. En primer lugar el loco poseedor del billete de autobús que teletransporta a la gente a una carreterucha de Nuevo México, Wally. No le es difícil dar con él poniéndose en ese lugar a esperar que caiga alguien.
Este le da la primera pista. Cada objeto tiene una utilidad, pero además, hay objetos que combinados entre sí adquieren nuevas y extraordinarias propiedades, como el reloj que cuece huevos, pero combinado con el cuchillo se consiguen poderes telepáticos.
El siguiente que puede ayudarle es “el comadreja”, un tipo mezquino al que le puede la avaricia por conseguir la llave y se une a Miller para encontrar el objeto que según él le puede devolver a su hija, que es el reloj, que combinado con la llave adquirirá un inusitado poder. Este tal comadreja tiene incluso un extenso esquema de todos los objetos de la habitación y la relación entre ellos. El reloj es el que más poder tiene.
Y ahí entra la 3ª persona en juego, se trata del mayor coleccionista de objetos de la habitación, el dueño del local en el que el detective Miller inició su andadura en el caso, Karl Kreutzfeld. Él tiene el reloj y la misión de ellos será intentar arrebatárselo de su fortificada mansión.
Además en este episodio empezamos a oír hablar de una organización que se hacen llamar “La Legión”. No son los de la cabra ni una secta religiosa, se dedican a recopilar todos los objetos, al igual que los grupos que lideran por un lado “el comadreja” y por otro el anticuario y sus secuaces.
Pero una complicación más se une a las ya muchas que traen de cabeza al protagonista. Su compañero muere a manos del Dr. Martin Ruber, que estaba ayudándoles en el caso pero a quien el descubrimiento de todo lo que rodea la habitación ha trastornado.
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